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Un fósil de dinosaurio de hace 70 millones de años esconde la clave para entender el cáncer: 'Está todo oculto en el pasado'

Hallan tejidos blandos y proteínas en fósiles de dinosaurios, un avance que redefine su conservación y abre nuevas vías en medicina paleobiológica y estudio del cáncer.
Un fósil de dinosaurio de hace 70 millones de años esconde la clave para entender el cáncer: 'Está todo oculto en el pasado'
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Actualizado: 11:42 9/7/2025
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La paleontología está viviendo una revolución coincidiendo con el triunfo en taquilla de la nueva película de la saga jurásica, Jurassic World Rebirth. Más allá de los esqueletos fosilizados, los científicos están empezando a descubrir que los dinosaurios aún pueden ofrecernos claves valiosas sobre la biología y la medicina moderna.

Un equipo internacional liderado por expertos de la Anglia Ruskin University y el Imperial College London ha identificado tejidos blandos y estructuras celulares similares a glóbulos rojos en los fósiles de un Telmatosaurus transsylvanicus, un dinosaurio herbívoro que vivió hace 70 millones de años. El hallazgo, publicado en la revista Biology, podría tener implicaciones cruciales en la comprensión de enfermedades como el cáncer.

Un dinosaurio de hace 70 millones de años podría revelar los orígenes del cáncer: 'Lo cambia todo'

Lo más llamativo de esta investigación no es solo la conservación de tejidos tan antiguos, sino la presencia de proteínas que podrían haber sobrevivido intactas durante millones de años. A diferencia del ADN, que se degrada rápidamente, las proteínas tienen una estabilidad que las convierte en candidatas ideales para reconstruir aspectos celulares y moleculares de especies extintas. Esto abre la puerta a una nueva disciplina emergente: la medicina paleobiológica.

Cáncer en los dinosaurios

El caso del Telmatosaurus no es aislado. Ya en estudios anteriores se detectaron indicios de tumores en este mismo ejemplar. El nuevo análisis, sin embargo, va más allá del hueso y se adentra en el tejido blando. Usando microscopía electrónica de barrido, los investigadores hallaron estructuras morfológicamente similares a eritrocitos humanos, lo que sugiere que ciertas proteínas podrían haberse conservado en su interior. Entre ellas, podrían hallarse biomarcadores relacionados con el cáncer, la regeneración celular o la resistencia inmunológica.

El animal abre una disciplina emergente: la medicina paleobiológica

“El cáncer no es exclusivo del ser humano moderno. Su historia evolutiva es tan antigua como la vida compleja misma”, explicó el profesor Justin Stebbing, uno de los autores del estudio. “Comprender cómo los grandes vertebrados del pasado, como los dinosaurios, enfrentaron estas enfermedades nos puede ayudar a identificar mecanismos de resistencia que aún desconocemos.”

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El equipo enfatiza que los museos y centros de conservación deben reevaluar el valor de los fósiles que contienen restos de tejidos blandos, pues podrían convertirse en tesoros científicos para la medicina del futuro. El estudio propone un cambio de paradigma: priorizar no solo los fósiles más espectaculares o completos, sino aquellos que, aunque fragmentarios, contengan señales moleculares valiosas.

Telmatosaurus

Esta investigación también pone sobre la mesa una cuestión ética y técnica: cómo preservar adecuadamente estos restos tan sensibles sin dañarlos. Muchos museos aún no están preparados para almacenar fósiles en condiciones que garanticen la conservación de proteínas. Sin embargo, el beneficio potencial es enorme: reconstruir la historia evolutiva del cáncer y descubrir pistas que ayuden a combatirlo hoy.

Lo que parecía ciencia ficción empieza a ser ciencia real. A diferencia de lo que planteaba Parque Jurásico, no se trata de clonar dinosaurios, sino de aprender de su biología molecular. El pasado prehistórico puede ofrecernos respuestas vitales sobre enfermedades humanas. Y este Telmatosaurus fosilizado podría ser, sin saberlo, uno de los primeros pacientes de una medicina que une la evolución y la biotecnología.

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