Las olas de calor que azotan actualmente a Europa no son fenómenos aislados, sino señales de una nueva normalidad climática. Así lo advierte el profesor y experto en cambio climático Sebastian Mernild, que observa con preocupación la evolución de las temperaturas extremas en regiones como España y Portugal. En los últimos años, muchos modelos climáticos se han quedado desactualizados y eso es un grave problema y demuestra la terrible situación en la que nos encontramos.
Un profesor experto en climatología observa España y pronostica un empeoramiento: “La situación irá a peor”
En plena crisis climática, las previsiones apuntan a un panorama todavía más severo. Mernild alerta de que lo vivido este verano será, probablemente, solo un anticipo. Cerca de la cima del Mont Blanc, por ejemplo, se han registrado recientemente temperaturas de hasta 10 grados, una cifra insólita en una de las zonas más frías del continente. En la Península Ibérica, los récords se suceden: los termómetros en España alcanzan ya los 46 ºC, mientras que en Portugal se han llegado a registrar 46,6 ºC. Todo indica que estos episodios de calor extremo no serán excepcionales, sino cada vez más frecuentes y prolongados.
A ello se suma un dato especialmente alarmante: Europa es, actualmente, el continente donde las temperaturas aumentan con mayor rapidez. “Uno de los grandes retos es la aceleración del cambio climático. Las cosas están sucediendo muy deprisa”, señala Mernild. Desde el inicio de la era industrial, en torno a 1850, la temperatura media global ha subido 1,4 ºC. Sin embargo, las proyecciones para los próximos 75 años sitúan el incremento futuro entre 2 y 3 ºC adicionales. Y eso, como explica Mernild, es un grave problema.
El mar Mediterráneo tampoco escapa a esta tendencia. Según los expertos, su superficie nunca había alcanzado temperaturas tan elevadas. En un contexto histórico, el calentamiento acumulado en la región en los últimos mil años ha sido de apenas 1 grado, lo que pone en perspectiva la rapidez del cambio actual. ¿Qué problemas t
Frente a este nuevo escenario, que ha desafiado algunas de las predicciones más pesimistas, Mernild es claro: el calor extremo durante el verano ha llegado para quedarse, y la población deberá adaptarse a una realidad climática cada vez más hostil.















