La discordancia que se está generando entre los nuevos trabajadores de la Generación Z y los directivos clásicos de las empresas es muy notable y está sacudiendo las construcciones jerárquicas tradicionales del mundo laboral. No es la primera vez que se dice que los nacidos entre 1996 y 2010 no saben comportarse debidamente en sus trabajos debido, en parte, al complicado entorno en el que han crecido, pero los CEO no acaban de entenderlo y eso provoca desesperación.
La Generación Z se niega a llamar 'jefes' a sus responsables y sacuden la jerarquía empresarial: los CEO están desesperados
Según informan desde 3DJuegos, haciéndose eco de las declaraciones recogidas por Selena Rezvani luego de asistir a una sesión de coach con una directiva atormentada por el hecho de trabajar con la Generación Z, parece que los jóvenes tienen serios problemas para llamar "jefes" a sus superiores, y es que rechazan la idea de tener que rendirse ante una persona que, para ellos, quizá no se ha ganado la posición que tiene por sus habilidades, sino por otras razones.

La Generación Z cuenta con un importante hándicap a la hora de afrontar el mundo laboral que requiere de presencia en oficina, y es que se han educado con una pandemia de por medio y eso ha cambiado la forma con la que se comprende el sector profesional. El cerramiento por COVID-19 obligó a las instituciones educativas a reformular su modus operandi, apostando por los trabajos y las faenas en grupo (como presentaciones) para valorar los conocimientos de los alumnos.
¿Por qué motivo? Primero porque era muy complicado controlar realmente a los alumnos si se realizaba un examen, y segundo porque ese factor cooperativo ayudaba a que el confinamiento fuera un tanto más llevadero, manteniendo conectadas a las personas para que hablaran y y se comunicaran de forma continúa y constante, sin perder funciones de colaboración y ayuda. Eso, por consiguiente, provocó que la Generación Z se criase en un ambiente horizontal y no vertical, donde todos pueden aportar y sumar para un beneficio común.
Por ende, la figura del jefe queda ahí fuera de lugar y un tanto desterrada, por lo que en muchas ocasiones estos jóvenes se niegan a pasar por el aro y tratan a sus superiores como si fueran amigos corrientes, explicando lo que han hecho el fin de semana sin mostrar, además, respeto alguno durante su jornada laboral. No es realmente algo que hagan intencionadamente o como una falta de respeto; es que su entendimiento de la jerarquía empresarial es otro. Y ahí también ha influenciado "crecer" en un ambiente digital, donde la figura física no existe.
Lógicamente, esto está provocando que los CEO se desesperen, porque no logran que la Generación Z les trate como sus superiores y como se ha hecho hasta ahora. Los tiempos cambian, y hay que adaptarse, y está claro que los jóvenes han dado un giro radical con su visión del mundo.