Treinta y siete años después de que ¿Quién engañó a Roger Rabbit? mezclara cine negro, animación clásica y experimentación técnica en un mismo cóctel, el futuro del conejo más caótico de Hollywood ya no pasa por los despachos de Disney, sino por el despacho de su creador. Gary K. Wolf ha recuperado los derechos de Roger, Jessica y el resto de habitantes de ToonTown tras activar una cláusula legal que permite a los autores recuperar su obra décadas después de cederla, y se ha puesto manos a la obra para levantar un pequeño “Roger Rabbit Universe” con varias películas y adaptaciones en desarrollo.
La clave está en la llamada cláusula de reversión de 35 años: la legislación estadounidense permite que los autores que cedieron sus derechos a partir de 1978 puedan revertir esa cesión transcurridas tres décadas y media, siempre que lo soliciten en una ventana de tiempo muy concreta.
Cláusulas que devuelven personajes
Wolf ha aprovechado esa vía para quedarse de nuevo con todos sus personajes y novelas, en un proceso que, según ha contado él mismo, fue sorprendentemente cordial: Disney no litigó ni trató de frenar la operación, algo llamativo en una industria acostumbrada a pleitos millonarios por cualquier propiedad intelectual mínimamente explotable.
Con los personajes de vuelta bajo su paraguas, el escritor quiere retomar ideas que en 1988 se quedaron por el camino. Entre ellas, una adaptación más fiel de su novela original Who Censored Roger Rabbit?, que jugaba con viñetas, bocadillos de diálogo y un tono todavía más cercano al hard boiled que la película de Robert Zemeckis.
Del libro al noir literal
Aquella primera versión cinematográfica limó muchas aristas y transformó el material en una comedia familiar de alto presupuesto, mientras que ahora Wolf sugiere que está dispuesto a explorar versiones más raras y más literales de su propio universo, conscientes de que el público adulto que creció con Roger está preparado para algo menos domesticado.
El proyecto más avanzado, sin embargo, no tiene al conejo como protagonista, sino a su esposa. Wolf está desarrollando una película de imagen real de Jessica Rabbit basada en su novela Jessica Rabbit: XERIOUS Business, publicada en 2022 y concebida como historia de origen del personaje: ahí se explica cómo una mujer humana llamada Jessica Krupnick acaba convertida en la diva animada que conocemos, con un pasado que mezcla crimen, glamour y metamorfosis literal.
Llevar a Jessica al terreno de la acción real implica revisar a una de las figuras más icónicas —y controvertidas— del imaginario pop de los 80, un símbolo sexual dibujado por hombres para un público masculino que hoy tendría que repensarse desde códigos de género y representación muy distintos a los de hace cuatro décadas.
En paralelo, el movimiento de Wolf reabre el debate sobre por qué un icono tan influyente ha permanecido casi congelado desde los 90. ¿Quién engañó a Roger Rabbit? fue una proeza técnica que unió a Disney y Warner en pantalla y mezcló a decenas de personajes licenciados, pero esa misma complejidad de derechos convirtió cualquier secuela en un rompecabezas jurídico y económico; de ahí que, más allá de cortos y un cameo en Chip ’n Dale: Rescue Rangers en 2022, el personaje haya vivido más de la nostalgia que de nuevas historias.
Un legado difícil de reactivar
Con el autor al mando, el tablero cambia: ya no hace falta coordinar a tantos estudios para poner en marcha un proyecto, pero sí conseguir un socio potente que financie producciones ambiciosas y, si es posible, repetir la alianza con Disney y el círculo de Spielberg, Zemeckis, Frank Marshall o Kathleen Kennedy, a los que Wolf ha invocado públicamente como equipo soñado.
Lo que está en juego no es solo la resurrección de una franquicia ochentera, sino un síntoma de época: cada vez más escritores, músicos y dibujantes están utilizando las cláusulas de reversión para recuperar catálogos que durante décadas estuvieron en manos de grandes conglomerados, y a partir de ahí negociar de tú a tú nuevas adaptaciones, reediciones o series.
