Desde que en julio de este año se detectó el cometa 3I/ATLAS, el tercer objeto interestelar confirmado en la historia, el cielo ha vuelto a encender la imaginación de astrónomos y aficionados por igual. Mientras la ciencia trata de explicar sus movimientos, las redes y algunos medios se llenan de teorías extravagantes sobre "qué demonios es eso que brilla allá arriba".
Qicheng Zhang, científico: “El cometa 3I/ATLAS mostró su primer brillo el 1 de septiembre y mantiene su tonalidad azul verdosa”
Michael Kueppers, astrofísico de la ESA, ha sido claro al respecto: 3I/ATLAS no es otra cosa que un cometa nacido fuera de nuestro sistema solar, un viajero milenario que lleva miles de millones de años surcando el espacio y que, por suerte, “no representa peligro alguno” para la Tierra. El misterio, explica Kueppers, surge porque el cometa ha modificado ligeramente su trayectoria al acercarse al perihelio, el punto más cercano al Sol, y lo ha hecho sin que la gravedad del astro tenga culpa alguna. Normalmente, un cambio así se produce cuando el calor solar evapora parte del hielo del cometa, liberando gas y polvo que actúan como pequeños motores, pero en este caso, esa nube de gas parece haberse resistido a ser detectada.
La explicación científica apunta a algo más profundo: su composición química única. "3I/ATLAS se formó en un entorno extremadamente frío, criogénico, muy diferente a cualquier otro objeto de nuestro sistema solar. Tuvimos la suerte de medir sus componentes antes de que se acercara demasiado al Sol", explica Thomas Puzia, astrónomo del Centro Cata y la Universidad Católica de Chile, a CNN Chile.
Los cometas son conocidos como “bolas de nieve sucias” porque sus núcleos mezclan hielo con polvo y fragmentos rocosos. Al aproximarse al Sol, el calor provoca la sublimación de esos hielos, generando una luminosa nube de gas llamada coma. Si además el viento solar incide sobre ella, la coma se alarga y forma la famosa cola que sigue al cometa, dando a veces la impresión de que cambia de color. Pero, ¿es realmente así?
Qicheng Zhang, investigador postdoctoral en el Observatorio Lowell de Arizona, aclara a Space.com que no hay evidencia de que la coma haya variado de color. "La coma sigue presente y es la que aporta gran parte del brillo del cometa. Solo cambió de color una vez, cuando su gas se hizo visible y brillante por primera vez, y desde entonces se mantiene igual, solo que más luminosa", detalla.
De hecho, Zhang añade que este proceso ya se notaba a principios de septiembre, mucho antes de que el cometa se acercara demasiado al Sol. "Hay varias fotos de astrónomos aficionados que muestran la coma azul verdosa, indicativo de la actividad gaseosa que se estaba iniciando", remarca. Para quienes siguen la astronomía con pasión, noviembre será un mes especial: 3I/ATLAS se dejará ver en todo su esplendor, regalando un espectáculo único para miles de observadores que mirarán al cielo con binoculares y telescopios-















