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Ni aliens ni nave espacial: hay una nueva hipótesis sobre el objeto 3I/ATLAS y es más preocupante de lo que creemos

Su estructura sugiere que podría tratarse de un fragmento de un exoplaneta forjado en otro sistema estelar, que habría cruzado el vasto vacío del cosmos hasta alcanzar la Tierra.
Ni aliens ni nave espacial: hay una nueva hipótesis sobre el objeto 3I/ATLAS y es más preocupante de lo que creemos
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Actualizado: 10:01 16/10/2025

Cuando los astrónomos anunciaron la detección de un tercer visitante interestelar, nadie imaginó que 3I/ATLAS se convertiría en uno de los objetos más enigmáticos de los últimos años. Al principio, los cálculos apuntaban a un tamaño descomunal -hasta 20 kilómetros de diámetro-, y esa simple cifra bastó para encender las alarmas.

Avi Loeb, profesor de Harvard y conocido por sus hipótesis provocadoras, no tardó en sugerir que podía tratarse de “una sonda extraterrestre posiblemente hostil”. Pero la historia, como suele ocurrir en ciencia, dio un giro radical.

Ni extraterrestres ni tecnología oculta: la nueva teoría sobre 3I/ATLAS plantea un origen mucho más inquietante de lo esperado

Las nuevas observaciones acabaron con la hipótesis alienígena. Loeb basaba su teoría en varios indicios: una trayectoria demasiado bien alineada con el plano de la eclíptica, un tamaño fuera de escala y un acercamiento “sigiloso” que parecía intencionado. Para él, el objeto no viajaba, sino que maniobraba.

El Telescopio Espacial Hubble disipó la niebla del misterio
: el núcleo de 3I/ATLAS no medía decenas de kilómetros, sino apenas entre 320 metros y 5,6 kilómetros. La brillante coma que lo envolvía había engañado a los instrumentos iniciales, creando una ilusión óptica tan espectacular como engañosa.

3L/ATLAS como nave extraterrestre
Este misterioso objeto podría no ser un cometa ordinario, sino un fragmento de un planeta de otro sistema estelar

A partir de ahí, las piezas comenzaron a encajar. La eyección asimétrica de material, la formación de una cola de polvo y su comportamiento dinámico confirmaron que no estábamos ante una nave, sino ante un cometa de manual. Pero uno con una historia excepcional.

Una nueva hipótesis propone que 3I/ATLAS podría no ser un cometa ordinario, sino un fragmento de un planeta de otro sistema estelar: una roca sedimentaria endurecida, desgajada de la superficie de un mundo lejano y arrojada al vacío tras un impacto colosal. Según el geocientífico Eahsanul Haque, su composición y trayectoria sugieren un origen en el disco grueso de la Vía Láctea, una región donde orbitan estrellas viejas, formadas hace miles de millones de años. Allí, planetas con una larga evolución geológica podrían haber albergado agua líquida y cuencas sedimentarias antes de ser destruidos por cataclismos cósmicos.

Imagen del 3L/ATLAS

La presencia de una coma no contradice esta idea. Los volátiles atrapados en los poros de la roca habrían sublimado al acercarse al Sol, imitando el comportamiento de un cometa sin que el objeto fuera una “bola de nieve sucia”. Su espectro, además, se asemeja al de los asteroides tipo D, ricos en carbono y silicatos, una mezcla compatible con rocas sedimentarias terrestres como las lutitas o las areniscas.

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El interés científico por este viajero interestelar ha sido tan grande que la ESA apuntó hacia él los instrumentos de ExoMars TGO y Mars Express durante su paso cerca de Marte, logrando imágenes que muestran su envoltura difusa. Ahora, todas las miradas se dirigen a futuras misiones como Juice o la esperada Comet Interceptor, diseñada para lanzarse al encuentro de objetos inesperados que crucen nuestro sistema solar. El cosmos sigue lleno de sorpresas.

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