El cometa 3I/ATLAS es una rareza cósmica. Es el tercer objeto interestelar que la humanidad ha logrado identificar, y a diferencia de los cometas comunes, no está ligado al Sol ni obedece sus leyes gravitatorias. Se trata, literalmente, de un visitante fugaz de otro sistema estelar.
La NASA ha querido calmar los ánimos: “No representa una amenaza para la Tierra y permanecerá lejos”. Su máxima aproximación está prevista para el 30 de octubre de 2025, cuando pasará a unos 270 millones de kilómetros, dentro de la órbita de Marte. Pero aún así, han intentado activar todos los protocolos por seguridad.
La agencia espacial activa protocolos de defensa planetaria cuando objetos como el cometa 3I/ATLAS se acercan a la Tierra. Esto incluye seguimiento continuo mediante telescopios y radares, análisis de trayectoria y velocidad, y simulaciones de impacto. Se coordinan alertas con agencias internacionales, y se evalúan posibles misiones de desvío si existiera riesgo real. Aunque 3I/ATLAS no es una amenaza real, los científicos estudian su composición y órbita para reforzar procedimientos de prevención y preparar respuestas rápidas ante cualquier objeto interestelar futuro.
3I/ATLAS, el visitante interestelar de 5 km de diámetro que desconcierta a los astrónomos y acelera a 209.000 km/h
Los astrónomos estiman que su núcleo helado alcanza unos cinco kilómetros de diámetro -una extensión similar a la isla de Manhattan- y viaja a una velocidad vertiginosa de 209.000 kilómetros por hora. Pero lo más intrigante no es su tamaño ni su velocidad, sino su comportamiento óptico: algo en su luz no encaja.
El Minor Planet Center (MPC), dependiente de la Unión Astronómica Internacional, ha anunciado una campaña mundial de observación entre el 27 de noviembre y el 27 de enero para analizar al 3I/ATLAS. Según explican, el cometa presenta "características que pueden desviar sistemáticamente las mediciones", dificultando así la determinación exacta de su trayectoria. En términos sencillos, el brillo visible no coincide con el centro físico del objeto: lo que vemos no está exactamente donde debería estar.
Este fenómeno ha llevado al MPC a organizar un programa específico, una especie de ejercicio de precisión colectiva para astrónomos profesionales y aficionados. El calendario ya está definido: un taller inicial el 10 de noviembre de 2025, el inicio de la campaña el 25, la apertura del periodo de observación el 27, y una teleconferencia de seguimiento el 9 de diciembre. El periodo de observación se cerrará el 27 de enero de 2026, con una última reunión el 3 de febrero para presentar conclusiones.
Más allá de los datos técnicos, el 3I/ATLAS simboliza lo que aún desconocemos del cosmos: cuerpos errantes que cruzan nuestro sistema solar sin rumbo aparente, trayendo consigo preguntas más grandes que cualquier telescopio. Hay que seguir vigilando el cielo.















