Los recientes y devastadores incendios ocurridos en Los Ángeles, que han provocado que muchas personas y famosos pierdan sus hogares entre las llamas, han vuelto a suscitar una pregunta que es habitual para los que no vivimos en Estados Unidos. ¿Por qué insisten los estadounidenses en construir sus casas con madera? ¿Qué explicación hay detrás de ello?
Para los europeos, esta suele ser una cuestión bastante llamativa, sobre todo cuando algún incendio o huracán protagoniza noticias en las que se informa de que numerosas casas en alguna zona de Estados Unidos han resultado destruidas por completo. Sin embargo, existen varias explicaciones que tienen que ver tanto con lo económico como con lo cultural, y vamos a comentarlas a continuación.
Las casas de madera en Estados Unidos vienen de una larga tradición histórica que difícilmente cambiará en el futuro
Las casas de madera vienen de lejos en Estados Unidos y forman parte de la tradición del país desde hace siglos, desde la colonización del mismo por parte de los europeos tras el descubrimiento de Colón de estas tierras. Se podría decir que Estados Unidos tal y como lo conocemos hoy es, en parte, como es, por esta tradición.
Y es que cuando los ingleses y holandeses comenzaron a desembarcar en Estados Unidos a principios del siglo XVII para instalarse en estos parajes, se toparon de bruces con los nativos americanos y con un montón de bosques. Estos colonizadores quisieron abrirse paso entre los nativos por medio de la fuerza bruta. Para ello, debieron crear asentamientos en el menor tiempo posible, y el material que tenían más a mano y en mayor abundancia era la madera de los árboles.

La madera se podía manipular rápidamente. Apenas costaba hacerse con ella y era un material decente con el que levantar casas básicas donde poder resguardarse. Poco a poco, los colonizadores y sus descendientes se hicieron expertos en la carpintería. Construir casas con madera se volvió un estándar; era relativamente sencillo e incluso podía hacerse en pocos días.
La expansión de los colonizadores europeos hacia el oeste no hizo más que acrecentar esta dinámica durante los siglos XVIII y XIX. Los propios dueños de las casas eran quienes las construían con sus manos, por lo que la madera siguió siendo el material ideal para la arquitectura del país.
En esos tiempos es cuando se estableció formalmente el balloon frame (traducido vendría a ser algo como "armazón de globo"); un sistema estructural liviano de madera característico de los Estados Unidos que básicamente consiste en una conjunción de estructura liviana o esqueleto y elementos superficiales que envuelven el edificio. Dicho de otra manera, este sistema sustituye las tradicionales vigas y columnas de madera de considerable sección por un esqueleto estructural de mayor cantidad de elementos de menor sección.

El balloon frame favoreció la rápida construcción de casas por todo el país y asentó un estándar en la cultura estadounidense que ha permeado hasta nuestros días y se puede ver en las urbanizaciones residenciales e incluso se ha utilizado en los rascacielos que abundan en las grandes ciudades (como el mítico Empire State), que a pesar de ser levantados con acero, siguieron este modelo de construcción para elevarse en tiempos récord.
A día de hoy, Estados Unidos cuenta con una industria maderera muy desarrollada. El acceso a la madera es abundante y bastante económico, construir casas de este material es mucho más barato que hacerlo con acero, y las técnicas de carpintería y los paneles prefabricados ayudan a satisfacer la alta demanda de vivienda de muchos estados. Además, las casas de madera se pueden volver a reconstruir más fácilmente si hay incendios o huracanes que las destruyan, por lo que al final a muchos les sale más a cuenta hacerlo de esta manera.
Por supuesto, tener casas de madera hace que muchos estadounidenses se enfrenten a otros problemas como las plagas de termitas o la humedad, pero factores como los "bajos" costes de producción y la larga tradición que hay a espaldas de este material en todo el país ha hecho que sea, y probablemente siga siendo por mucho más tiempo, el material preferido para los hogares de millones de personas.