Mark Zuckerberg vuelve a mover ficha con una jugada que puede cambiar Meta para siempre —para bien o para mal, según a quién le preguntes. Esta semana, la compañía ha soltado 14.300 millones de dólares para hacerse con el 49 % de ScaleAI, una startup de inteligencia artificial que no solo está en boca de todos, sino que tiene detrás a Alexandr Wang, un prodigio de 28 años con una ambición desbordante.
Para poner un poco en contexto, esa cantidad no anda muy lejos de los 19.000 millones que Meta pagó por WhatsApp, y deja claro que esta es una apuesta a cara o cruz por liderar la próxima era tecnológica. Zuckerberg quiere mejorar sus herramientas de IA y hacerle frente a la competencia liderada por OpenAI y Sam Altman.
Mark Zuckerberg pone en jaque el destino de Meta con su movimiento más audaz desde la adquisición de WhatsApp
ScaleAI, desde su base en San Francisco, se ha ganado el respeto del sector como uno de los grandes impulsores en la construcción de modelos avanzados y el entrenamiento de datos para sistemas de IA.
Pero aquí no hablamos solo de una adquisición tradicional: Meta quiere absorber el talento de Wang y su equipo para crear un auténtico “laboratorio de superinteligencia”, un centro desde donde impulsar una IA que, de verdad, pueda superar la inteligencia humana. El santo grial de la inteligencia artificial, ese que todos quieren, pero que pocos se atreven a buscar tan abiertamente.

Claro que esta apuesta no está exenta de riesgos. Yann LeCun, el gurú de la IA en Meta, no se ha cortado al hablar sobre lo complejo y turbulento que será este camino hacia la superinteligencia. Tecnología, ética, impactos sociales… son muchas las incógnitas que ni las mayores corporaciones del mundo tienen resueltas, y eso añade un plus de tensión a la operación.
En un escenario donde los gigantes tecnológicos compiten a muerte, Meta busca adelantarse a rivales como OpenAI, que también están en la carrera por crear la IA definitiva. Traer a Wang, con su mezcla de pragmatismo y ambición, es la carta de Zuckerberg para no quedarse atrás en una lucha donde la innovación y el tiempo corren en su contra.
Este movimiento llega en un momento delicado para Meta, que sigue apostando fuerte por el metaverso mientras busca nuevos caminos para crecer y mantener su relevancia en un mercado feroz, donde quieren dejar atrás a otros rivales tecnológicos. La compra parcial de ScaleAI y el fichaje de su fundador son, por tanto, una doble apuesta que puede catapultar a la compañía al futuro o, en el peor de los casos, poner en riesgo su estabilidad financiera y reputación. Meta no solo está poniendo dinero sobre la mesa, sino todo su futuro en la era de la inteligencia artificial, un futuro cargado de incógnitas, desafíos y enormes oportunidades.