España podría estar a punto de poner fin a uno de los rituales más ingratos de su calendario: el cambio de hora semestral. Este lunes, el presidente Pedro Sánchez abrió la puerta a su eliminación, argumentando que "ya no supone un ahorro energético y trastoca los ritmos biológicos". Una declaración que coincide con años de advertencias científicas sobre los efectos del ajuste horario en la salud.
Los científicos apoyan a España: los cambios de hora afectan la salud y el reloj biológico
La Sociedad Española del Sueño (SES) celebró la noticia y se posicionó de manera clara: el último cambio debería marcar el inicio de un horario estable, preferiblemente el de invierno. María José Martínez Madrid, coordinadora del Grupo de Trabajo de Cronobiología, explica en medios como 20 minutos, que "aunque sea solo una hora, el impacto sobre el cuerpo es real. Cambiar de horario dos veces al año desincroniza nuestro reloj biológico, como un pequeño jet lag".
Los efectos no se limitan al sueño. Según la SES, esta ruptura del ritmo natural afecta al ánimo, al rendimiento diario e incluso al metabolismo y al sistema gastrointestinal. "Existe evidencia de un riesgo elevado de alteraciones cardiovasculares en los días posteriores al cambio", añade Martínez Madrid. La Sociedad Española de Neurología coincide: mantener un horario estable protege especialmente a los grupos más vulnerables, como niños, ancianos y personas con deterioro cognitivo.
El cambio de primavera es el más disruptivo, dado que adelantar el reloj fuerza al cuerpo a dormir antes de lo natural, mientras que el ajuste de otoño, que retrasa la hora, resulta algo más tolerable. Aun así, cualquier alteración temporal puede afectar la memoria, la concentración, el estado de ánimo y el nivel de energía. Para pacientes con enfermedades cardiovasculares, el impacto puede ser más relevante, advierte Luis Rodríguez Padial, presidente de la Sociedad Española de Cardiología.
No es una idea nueva. En 2018, la Comisión Europea ya propuso eliminar el cambio horario tras una consulta ciudadana donde el 84 % de los participantes apoyó la medida. Sin embargo, la falta de consenso entre los estados miembros frenó su implementación. España ahora vuelve a situar la propuesta sobre la mesa de la UE, aunque aún queda por definir si se adoptará de manera definitiva el horario de invierno o de verano.
Desde la SES y la SEN, el mensaje es claro: "El horario de invierno se ajusta mejor a la luz natural, el regulador más potente de nuestro reloj biológico. Cuanto más sincronizados estemos con el sol, mejor para nuestra salud", concluyen. Poner fin a los cambios de hora no solo sería un alivio cultural; podría ser un salvavidas para millones de españoles.















