Es la gran polémica de los últimos tiempos. Cada año, el último fin de semana de marzo se marca como el momento de la tradicional modificación de los relojes, un cambio que este 2025 se llevó a cabo el domingo 30 de marzo, entre las 2 y las 3 de la madrugada.
Este ajuste implica adelantar una hora los relojes, lo que acorta la noche en una hora y prolonga la luz natural en el cielo durante más tiempo, una práctica que genera tanto adherencia como controversia en diversas partes del mundo. Puede que su abolición esté más cerca que nunca. En Alemania tienen claro que se debe eliminar y culpan a España de resistirse.
La controversia en torno a la abolición del horario de verano: Alemania critica a España y la considera el principal obstáculo en la UE
El debate sobre la abolición del horario de verano lleva años en la agenda de la Unión Europea, con discusiones que se intensificaron a partir de 2018, cuando la Comisión Europea realizó una encuesta en la que un abrumador 84% de los participantes se mostró a favor de la eliminación del cambio de hora. Un año después, el Parlamento Europeo aprobó por mayoría la supresión definitiva del horario de verano.
Pero a pesar de este apoyo, los países miembros han sido incapaces de alcanzar un consenso sobre la medida, y el Consejo de la UE no ha logrado imponer una solución común. A esto se suma otro desacuerdo fundamental: ¿deberían los países adoptar permanentemente el horario de verano o el de invierno?
Esta cuestión no es sencilla de resolver, dado que las distintas regiones de Europa se ven afectadas de manera diferente. Tomemos el caso de Polonia, donde si se adoptara de manera permanente el horario de invierno, el sol no se levantaría hasta las 4 de la madrugada, algo que resultaría problemático para muchos. En contraste, en España, el amanecer en invierno no ocurriría hasta las 9:30 de la mañana, una hora que ha sido motivo de debate en cuanto a su tardanza, ya que para muchos resulta incómodo y tardío.
El papel de los Estados miembros y los ejemplos fuera de Europa
La Comisión Europea ha repetido en múltiples ocasiones que los Estados miembros están mejor posicionados para decidir el horario que mejor se adapta a sus necesidades territoriales. A pesar de esta flexibilidad, la Comisión subraya la importancia de llegar a un acuerdo a nivel europeo para evitar que el continente se convierta en un mosaico de horarios dispares, lo que generaría más complicaciones que soluciones. A pesar de las complejidades y las diferencias, algunos países ya han tomado decisiones de manera unilateral respecto a este asunto, sin esperar una directriz comunitaria.
- Japón nunca ha adoptado el horario de verano, ya que sus autoridades concluyeron que los beneficios eran limitados.
- Islandia, gracias a su particular ubicación geográfica, experimenta apenas variaciones en la duración del día a lo largo del año.
- India también ha optado por no modificar los relojes, considerando que el ahorro energético que implicaría el cambio es prácticamente inexistente.
- Rusia, por su parte, eliminó el horario de verano en 2014 y desde entonces ha mantenido el horario de invierno durante todo el año.
En América Latina, algunos países también han decidido actuar de manera autónoma respecto al horario de verano. Argentina y Perú son dos ejemplos de naciones que, tras estudiar el impacto potencial en sus economías y energías, decidieron no adoptar el cambio estacional. Alemania sigue debatiendo sobre la abolición del horario de verano y, en su análisis, menciona a España como uno de los principales obstáculos a superar para avanzar en la implementación de una medida común. El debate sobre los cambios horarios, aunque técnico, continúa siendo un tema crucial en la política europea y mundial.















