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La Velada del Año 5 llena La Cartuja pero confirma lo evidente: el combate de Roro y Abby fue lo único memorable

El mayor evento en directo por streaming reúne a miles en Sevilla, aunque no todo en La Velada estuvo a la altura del récord.
La Velada del Año 5 llena La Cartuja pero confirma lo evidente: el combate de Roro y Abby fue lo único memorable
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Actualizado: 16:43 27/7/2025
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la velada del año 5
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Ibai Llanos lo tuvo muy difícil pero al final no besó la lona. El rugido de 80.000 personas retumbó en La Cartuja, pero lo que de verdad hizo historia -como ya adelantábamos en Vandal- no fue el espectáculo en su conjunto, sino un combate: el de Abby y RoRo, el verdadero foco de atención de un formato que sigue atrayendo espectadores pero al que le falta frescura. La Velada del Año V batió cifras de otro planeta —con un pico de 9,19 millones de dispositivos en Twitch durante ese cuarto asalto entre ambas streamers y celebridades de las redes—, pulverizando su propio récord anterior y convirtiendo ese momento concreto en el auténtico centro de gravedad de una noche desigual.

Abby y Roro salvan La Velada del Año V: récords, calor sofocante y un show que no siempre estuvo a la altura

Ibai Llanos y su maquinaria montaron en Sevilla un híbrido de boxeo, música y producción milimetrada, con un despliegue que apuntaba alto desde el minuto uno. Pero no todo brilló por igual. El asfixiante calor —más de 35 grados en pista— y algunos clamorosos fallos de sonido, especialmente en la actuación de Aitana, deslucieron una gala que, por momentos, se sentía más saturada que emocionante.

La jornada arrancó sin sorpresas. Peereira dominó con oficio ante un Rivaldios voluntarioso. Alana y Ari Geli firmaron una pelea reñida pero sin gran pegada narrativa. Y, contra todo pronóstico, Perxitaa sorprendió a todos con un KO técnico fulminante sobre Gaspi, un destello fugaz en una tarde que tardó en despegar.

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Todo cambió con el cuarto combate, el verdadero foco de atracción de la velada. Abby y RoRo no solo pelearon: contaron una historia. El estadio estalló. La retransmisión se disparó. Y mientras Abby rompía a llorar tras su merecida victoria, el público —presencial y digital— supo que ese era el momento que justificaría el precio, el sudor y las horas de espera. Una pelea con alma, tensión, ritmo y emoción: algo que no todos los combates posteriores consiguieron replicar.

Viruzz cumplió el guion frente a Mazza en una pelea técnica, sin casco, que generó cierto debate por algunas decisiones del árbitro. Andoni y Belcast ofrecieron un duelo potente y físico, con dedicatoria emotiva incluida, pero sin el calado emocional de la pelea anterior. El cierre con Grefg y Westcol fue puro espectáculo: ritmo, remontada y un final digno de videoclip, aunque con más luces que verdadero contenido pugilístico.

Ibai Llanos y su maquinaria montaron en Sevilla un híbrido de boxeo, música y producción milimetrada que tuvo luces pero también sombras

El apartado musical, como cada año, fue uno de los grandes reclamos. Saiko, India Martínez y Melendi calentaron motores con solvencia. Grupo Frontera trajo sabor local, y Los del Río encendieron a La Cartuja con una "Macarena" que funcionó más por nostalgia que por sorpresa. Eladio Carrión y De La Rose mantuvieron el ritmo, pero fue Aitana quien centró la polémica: su show quedó marcado por un sonido deficiente que deslució una actuación que aspiraba a ser uno de los momentos cumbre.

Myke Towers y la aparición inesperada de Dei V intentaron cerrar por todo lo alto, pero el desgaste del ambiente —sumado al calor, al cansancio y a la sensación de que ya se había vivido “el” momento— dejó el tramo final sin el mismo pulso. Eso sí, pese a las sombras, los números apabullan: más de 144 millones de visualizaciones, 20 millones de espectadores únicos y una media de 6 millones de dispositivos durante más de siete horas. Pero más allá del alarde estadístico, lo que queda es una verdad simple: Abby y RoRo fueron la chispa que encendió un evento que, por momentos, amenazó con diluirse en su propio tamaño.

Ibai Llanos y su equipo han vuelto a hacer historia, sí. Pero también han demostrado que no basta con llenar estadios ni romper récords: hace falta alma. Y en esta Velada del Año V, esa alma tuvo nombre y apellidos. Lo demás, con sus virtudes y sus errores, fue un envoltorio de lujo para una única joya que valió todo el espectáculo.

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