Editado correctamente el precio de las entradas y ampliada la información sobre los streamers y artistas.
Ibai Llanos ha vuelto a hacerlo: ha llenado un estadio con La Velada del Año 5. Pero esta vez, el camino ha sido mucho más cuesta arriba de lo habitual. El que hasta ahora parecía un evento imbatible ha tenido que hacer frente a un aluvión de obstáculos que amenazaban con dejar asientos vacíos, titulares negativos y hasta posibles cancelaciones. La cita, que tendrá lugar el 26 de julio en Sevilla, ha sido una de las más complejas en la historia del evento.
La Velada 5: entradas agotadas, críticas encajadas y calor extremo en el mayor combate de Ibai
Desde 2021, cuando arrancó esta aventura en una discoteca y con 1,5 millones de espectadores online, La Velada no ha dejado de crecer. La edición de 2024 rompió todos los registros con el Bernabéu lleno y un pico de 3,85 millones de espectadores simultáneos en Twitch. Pero el ascenso meteórico ha tocado techo este año, con la edición más criticada y con la venta de entradas más lenta de todas.
Ibai incluso tuvo que pedir ayuda en redes sociales, animando a su comunidad a comprar tickets para pista. Al final se vendieron, sí, pero el empujón no fue menor. El precio, claro, ha sido una de las grandes polémicas. Aunque como os decimos, finalmente se han agotado las 80.000 localidades a pocos días del evento, el malestar ya estaba sembrado. La causa más evidente de este frenazo ha sido el notable incremento en los precios, una decisión que desató una oleada de críticas por parte de la comunidad.
Y no es para menos: mientras que en la Velada III el precio oscilaba entre 30 y 143 euros, en la Velada IV subió hasta los 170, y en la Velada V ha alcanzado los 190 euros. Un salto que no solo ha puesto a prueba la fidelidad del público, sino también los límites de lo que muchos consideran una celebración accesible del streaming y la cultura digital.
Sea como sea, hablamos de una entradas que han sido considerablemente más caras que en la edición anterior: de 170 a 190 euros en los sectores VIP. Y aunque el cartel de luchadores tiene nombres de peso como TheGrefg, solo el combate entre RoRo y Abby ha generado verdadero interés mediático, eclipsando al resto.
Hay que ser honestos. El resto de los competidores también ha cosechado cifras más que decentes —el punching ball de Pereira y Rivaldios, 9,3 millones; el de Gaspi y Perxitaa, 10; y el polígrafo de Grefg y Westcol, unos modestos 3,5 millones—, pero, seamos sinceros, fuera del corral de la Velada y del público objetivo de este tipo de contenido -que no es poco, ojo-, no han funcionado en comparación a ediciones anteriores ni han tenido el mismo seguimiento en medios generalistas. En cambio, ahí está RoRo, reina absoluta del salseo por motivos ajenos al combate, que con su escayola ha conseguido más titulares que el propio cartel del evento. Su drama ha sido diseccionado por medio internet y por decenas de cuentas de cotilleo que ni sabían que esto iba -supuestamente- de boxeo.
En cualquier caso, las dudas están ahí. El foco en una sola pelea resta valor al resto, ahuyenta al público casual y complica el negocio para marcas y patrocinadores. Lo mismo ha pasado con los artistas: sin nombres de peso internacionales y con solo Melendi y Aitana como reclamos fuertes, la música ha perdido tirón. Sí, otros años Ibai se las ha ingeniado para traer a pesos pesados como Will Smith, el viralísimo Bizarrap, Nicky Jam o el muy querido David Bisbal. Podemos enumerar los que sí van, como Grupo Frontera, Myke Towers o Eladio Carrión, pero está claro que palidecen en comparación a los grandes carteles de otros años.
Y luego está el calor, ese pequeño detalle que, sorprendentemente, nadie pareció considerar. Sevilla a finales de julio no es precisamente fresca: hablamos de una ciudad donde los 40 grados no son una excepción, sino la norma. Aunque la previsión para el día del evento apunta a un rango entre 23 y 38 grados, el riesgo de deshidratación, agotamiento y bajón físico es más que real. Se han tenido que tomar medidas extremas para garantizar la seguridad del público y de los boxeadores. Entradas agotadas, sí, pero no sin sudar la camiseta. Literalmente.
¿Ha terminado el idilio de Ibai con los eventos mediáticos? Parece que esta edición, a falta de celebrarse, ha demostrado que incluso los shows más exitosos pueden tambalearse cuando confluyen factores como el desgaste del formato, decisiones polémicas de precios y un contexto climático extremo. Sí, ha logrado llenar un estadio y convertir su espectáculo en tendencia, pero en esta ocasión, lo ha hecho esta vez a base de esfuerzo, llamadas a la acción y ajustes de última hora. El resultado final puede seguir siendo un éxito en cifras, pero también deja claro que el modelo necesita renovarse si quiere mantener su magnetismo en ediciones futuras.















