La Luna podría recibir su mayor impacto en 5.000 años. Se trata del asteroide 2024 YR4, un objeto celeste descubierto en diciembre de 2024 cuya trayectoria, según los últimos cálculos de la NASA, tiene una probabilidad del 4,3 % de terminar en colisión directa contra nuestro satélite el 22 de diciembre de 2032.
Aunque no supone ninguna amenaza para la Tierra, el posible impacto tendría consecuencias astronómicas sin precedentes: un cráter de un kilómetro de diámetro, un destello visible desde nuestro planeta y una lluvia de meteoritos de origen lunar que podría cruzar nuestros cielos días después del impacto. Un espectáculo natural tan improbable como fascinante.
Del peligro terrestre al fenómeno lunar
En sus primeras observaciones, 2024 YR4 llegó a figurar brevemente como el objeto más amenazante para la Tierra jamás registrado, con una probabilidad de impacto del 3,1 %. Sin embargo, nuevas mediciones redujeron ese riesgo al 0,004 %, descartando cualquier escenario catastrófico para la humanidad. La atención de la comunidad científica se trasladó entonces a la Luna, que ahora se encuentra en el punto de mira.
Un estudio liderado por el físico Paul Wiegert, de la Universidad de Western Ontario, estima que el impacto —si se produce— liberaría una energía de hasta 6,5 megatones de TNT, lo que equivale a más de 400 veces la potencia de la bomba de Hiroshima. La colisión sería visible desde la Tierra si ocurre en la cara lunar orientada hacia nosotros.
Lluvia de meteoritos lunares
Además de la explosión y el cráter, el impacto podría expulsar al espacio una gran cantidad de regolito y roca lunar, superando incluso la velocidad de escape de la gravedad lunar. Parte de este material podría alcanzar la atmósfera terrestre y originar una lluvia de meteoritos compuesta por fragmentos lunares, un fenómeno extremadamente raro.
“Sería visible desde la Tierra e incluso podrían llegar meteoritos lunares —nada peligroso—, pero no hay garantía de que ocurra”, señaló Richard Moissl, jefe de la Oficina de Defensa Planetaria de la Agencia Espacial Europea (ESA), en declaraciones recogidas por IFLScience.
Consecuencias para misiones espaciales
Aunque no habrá consecuencias directas para la vida en la Tierra, las agencias espaciales sí mantienen un seguimiento constante del objeto ante el potencial riesgo para satélites y misiones científicas en la órbita lunar. En especial, preocupa el impacto que podrían sufrir los futuros proyectos de exploración tripulada y robótica que la NASA, la ESA y otras agencias están preparando para la próxima década.
El impacto podría también influir en la planificación del programa Artemis, que prevé establecer una base lunar a largo plazo. Un suceso de esta magnitud en una zona próxima a los futuros puntos de alunizaje obligaría a reconsiderar rutas, diseños de hábitats y medidas de protección.
¿Y ahora qué?
Actualmente, 2024 YR4 está demasiado lejos para ser estudiado con detalle, pero su próxima aproximación a la Tierra, prevista para 2028, permitirá hacer observaciones más precisas y recalcular la probabilidad de impacto con mayor exactitud. Será entonces cuando se sabrá si estamos ante un evento histórico o una falsa alarma cósmica.















