La baja natalidad a la que se enfrentan muchos países empieza a ser preocupante y el relevo generacional está en riesgo. Japón o Corea del Sur son algunos de los territorios que más dificultades están teniendo para engendrar descendencia, pero los nipones son los que están lidiando actualmente con una controversia aun mayor que tambalea la estabilidad global del país: la centralización de Tokio.
Japón se enfrenta a una grave crisis demográfica y a algo mucho peor: la excesiva centralización en Tokio
Si bien la pérdida de natalidad es un factor relevante, la centralización de Tokio es lo que más preocupa actualmente a los japoneses, tanto que hasta han realizado peticiones a los turistas para que no vayan a las grandes ciudades y vayan al campo y extrarradio para descubrir los encantos de su país. Esa centralización hace referencia a la movilización en masa que se está produciendo a la capital nipona, y es que cada vez son menos los que quieren vivir fuera de las urbes más relevantes.

Desde The Japan Times, explican cómo Tokio es la única ciudad de Japón que está creciendo en masa a pesar de la falta de nacimientos, y es que todo el mundo, más allá de los turistas, quiere instalarse en dicha localización, provocando que las demás zonas del país queden desérticas enfrentándose al olvido, luchando por mantenerse en pie y atadas a la velocidad del mundo actual.
El desequilibrio demográfico con el que Japón está lidiando es muy severo y puede suponer un problema a corto y medio plazo, puesto que los productos y servicios de Tokio van a encarecerse alzando sus precios a niveles inimaginables para poder suplir la demanda de alimentos, vivienda, trabajo, servicios de transporte, etc. El plan es intentar, lógicamente, que más ciudadanos y ciudadanas opten por vivir fuera de Tokio y las ciudades de mayor importancia, presentando un plan de acción para redistribuir funciones gubernamentales por todo el país.
Según informan desde Xataka, en 2023 Japón tenía 124 millones de habitantes, y se estima que en 2100 habrá una bajada importante con 63 millones, con una gran cantidad de personas en la tercera edad. La idea del el Primer Ministro Shigeru Ishiba es intentar que todos los nipones sean más felices para mejorar esas cifras y que la centralización de Tokio se detenga cuidando otras áreas más olvidadas.