Elon Musk no descansa. Ni entre lanzamientos espaciales ni entre despidos en masa por la mala situación de Tesla. El magnate ha vuelto a hacer de las suyas, esta vez en el terreno de la hostelería. Y cómo no, su nuevo negocio está lejos de ser convencional: ha abierto un restaurante en pleno Hollywood que parece sacado de una película de los años 50 pero con robots y supercargadores de Tesla.
Elon Musk abre su restaurante más excéntrico: estética retro, coches eléctricos y polémica servida en bandeja
El local, ubicado en el corazón de la meca del cine, bebe directamente de clásicos como Jack Rabbit Slim’s de Pulp Fiction o Mel’s Drive-In, el icónico escenario de American Graffiti. Una oda nostálgica al rock and roll, los Cadillac descapotables y el servicio en patines, con la diferencia de que aquí los que sirven palomitas son robots humanoides, concretamente el Tesla Bot Optimus, presentado como estrella invitada en la inauguración.
El menú, en cambio, no es digno de un chef de vanguardia. Aunque al frente de la cocina está Eric Greenspan, formado en Le Cordon Bleu y con experiencia junto a Ferran Adrià, el restaurante ofrece lo básico: hamburguesas, patatas fritas, perritos calientes y un par de sándwiches. Una carta simple que sorprende teniendo en cuenta el nivel del cocinero.
Eso sí, el lugar ofrece mucho más que comida rápida. También funciona como estación de carga para coches Tesla, con más de 80 puestos disponibles, y como autocine al más puro estilo estadounidense. Por si fuera poco, los visitantes pueden adquirir merchandising exclusivo de Tesla, desde camisetas hasta figuras coleccionables.
Pero claro, tratándose de Musk, la polémica no tarda en aparecer. A las puertas del restaurante, varios manifestantes colocaron muñecos hinchables con la imagen del empresario realizando saludos nazis, vestidos con la gorra roja del lema “Make America Great Again”. El gesto, que remite a su fugaz pero ruidoso paso como asesor especial del gobierno de Donald Trump, volvió a encender los ánimos de sus detractores.
El caos en la apertura no fue menor: colas de más de dos horas, atascos en las calles colindantes y un tráfico colapsado durante horas. Musk, sin embargo, parece vivir encantado con este tipo de lanzamientos que mezclan marketing, tecnología, política y espectáculo. Lo cierto es que el multimillonario ha convertido cada uno de sus movimientos en una campaña viral. Su figura divide como pocas, pero nadie puede negar que sabe cómo captar la atención. Incluso cuando lo que vende son hamburguesas y nostalgia con salsa de escándalo. Puede arrasar.















