Hace tiempo que Amazon dejó claro su interés en potenciar Alexa, su malogrado altavoz y lo hará con inteligencia artificial generativa, una evolución que prometía asistentes más avanzados, pero que también generó dudas sobre su impacto en la privacidad de los usuarios.
Ahora, con la inminente llegada de Alexa+, su nuevo servicio de suscripción para altavoces Echo, la compañía ha despejado cualquier incógnita: para disfrutar de las nuevas funciones, los usuarios deberán aceptar cambios significativos en la gestión de sus datos de voz.
Amazon enviará todo lo que digas a tu Echo a sus servidores para optimizar Alexa+, su asistente de pago
A través de un correo electrónico enviado recientemente a los propietarios de dispositivos Echo, Amazon ha confirmado que ya no será posible configurar Alexa para procesar solicitudes de forma local. En otras palabras, todos los comandos de voz se enviarán automáticamente a los servidores de Amazon, sin opción de evitarlo. Hasta ahora, algunos modelos como el Echo de cuarta generación, el Echo Show 15 y el Echo Show 10 contaban con la función “No enviar grabaciones de voz”, pero esta opción desaparecerá el próximo 28 de marzo.
Desde Amazon han justificado la decisión alegando que las nuevas funciones de inteligencia artificial generativa requieren mayor capacidad de procesamiento en la nube. “A medida que ampliamos las capacidades de Alexa con IA generativa, hemos decidido dejar de brindar soporte a esta función”, explicaron en el comunicado.
Uno de los aspectos más polémicos de Alexa+ es la implementación de un sistema avanzado de identificación de voz mediante Alexa Voice ID, capaz de reconocer a cada usuario de forma más precisa. Para integrar esta funcionalidad, la compañía ha eliminado restricciones previas en la gestión de datos, afectando incluso a quienes no estén interesados en Alexa+ o prefieran desactivar la detección de múltiples voces.
El malestar entre los usuarios no ha tardado en aflorar. Muchos ven con recelo que Amazon almacene cada interacción con Alexa sin posibilidad de evitarlo, especialmente teniendo en cuenta los antecedentes de la empresa en materia de privacidad. No hay que olvidar que, en 2023, la compañía tuvo que pagar una multa de 25 millones de dólares por almacenar grabaciones de voz de menores sin el consentimiento adecuado.
Por si fuera poco, en 2019 se supo que empleados de Amazon escuchaban fragmentos de conversaciones privadas para mejorar el reconocimiento de voz de Alexa. En esta ocasión, la empresa ha asegurado que eliminará las grabaciones tras su procesamiento, pero la decisión de hacer obligatoria la recopilación de datos deja a los usuarios ante una disyuntiva clara: aceptar que Amazon escuche todo lo que dicen a Alexa o prescindir de sus dispositivos Echo.
