Netflix parece decidida a redoblar su apuesta por las adaptaciones de videojuegos: apuesta por adaptaciones de Crash Bandicoot que, según adelanta What’s on Netflix, la plataforma desarrolla como serie de animación y que, salvo giro de guion, recaería en el mismo estudio que dio vida a Sonic Prime, WildBrain. La información sitúa el proyecto en fase temprana y sin ventana de estreno ni detalles de reparto o showrunner; un movimiento lógico en el tablero de contenidos juvenil-familiar donde Netflix ya ha encontrado oro con franquicias conocidas.
La elección de WildBrain —no sería casual— si se confirma: el estudio canadiense firmó Sonic Prime para Netflix entre 2022 y 2024, con 23 episodios y un músculo de producción que la propia compañía reivindica desde su hub de Vancouver. Esa experiencia reciente en IPs de juego y su cartera con la propia Netflix (por ejemplo, la serie animada de Minecraft anunciada para el servicio) encajan con el perfil que necesitaría una marca tan icónica y de slapstick físico como Crash.
Del estudio de Sonic Prime a Crash
Para Crash, además, no sería un debut absoluto en streaming: el marsupial ya “pisó” Netflix a través de Skylanders Academy, con cameos en las temporadas 1 y 3 y un dato curioso para los completistas de doblaje —el personaje llegó a tener dos voces en la versión inglesa, Eric Rogers y, posteriormente, Rhys Darby—. Aquella aparición funcionó como prueba de estrés: ¿puede un héroe de humor mudo y whirlwind incessante sostener tramas episódicas sin perder identidad? La nueva serie tendría ahora la oportunidad de responderlo con Crash al frente.
El contexto industrial ayuda a entender por qué Netflix mira a Crash en 2025: la compañía ha tejido un corredor estable entre videojuego y pantalla con títulos como Castlevania, Cyberpunk: Edgerunners o Arcane, y mantiene una ofensiva paralela en acción real —el caso más notorio es Assassin’s Creed, oficialmente encargada este verano con Roberto Patino y David Weiner al mando—. El potencial de IPs con décadas de reconocimiento ofrece, además, una ventaja algorítmica en awareness y merchandising frente a series originales.
La IP en la era Microsoft
También pesa la nueva gobernanza de la marca Crash: desde octubre de 2023, Activision Blizzard forma parte de Microsoft, operación de 69.000 millones de dólares que ha superado ya sus últimos contenciosos regulatorios en EE. UU. La presencia de un gigante del gaming detrás de la IP facilita acuerdos de explotación cruzada —juego, móvil, animación— y protocolos de supervisión creativa que resultan cómodos para un streamer global. En otras palabras, el ecosistema que rodea a Crash es hoy más propicio para una serie que hace una década.
Dicho todo esto, conviene subrayar el estado del proyecto: de momento hablamos de un desarrollo reportado, no de un anuncio oficial de Netflix o Activision. Las filtraciones describen la implicación de WildBrain y confirman la ausencia de sinopsis o fechas, y los medios que lo recogen etiquetan la noticia como “en marcha” o “rumor con fundamento”. Si la producción prospera, el reto creativo será afinar el tono —entre el slapstick clásico y la aventura coral— y convertir la energía de los juegos de plataformas en narrativa seriada sin traicionar al personaje. Por ahora, es una pieza más en la estrategia del streamer por convertir IPs de juego en franquicias televisivas recurrentes.















