La que fuera una de las compañías más longevas de Estados Unidos está a punto de desaparecer. Hudson’s Bay Company (HBC), fundada en 1670, ha iniciado su proceso de quiebra tras más de tres siglos de historia. Considerada durante generaciones un auténtico pilar del desarrollo económico de Canadá y un símbolo del comercio de pieles, hoy apenas sobrevive con seis establecimientos.
Un juez ha marcado un plazo límite hasta principios de mayo para intentar evitar la liquidación completa de la empresa, aunque las perspectivas son desalentadoras. El origen de HBC se remonta a mediados del siglo XVII, cuando los exploradores franceses Pierre-Esprit Radisson y Médard de Chouart buscaron explotar las abundantes pieles de la región de la Bahía de Hudson.
Tuvo apoyo real para expandirse a América
Tras la negativa de la monarquía francesa para financiar su expedición, se trasladaron a Londres, donde bajo el patrocinio del príncipe Rupert y el rey Carlos II, crearon la compañía. Hudson’s Bay Company obtuvo entonces no solo apoyo económico, sino una carta real que le otorgaba derechos exclusivos sobre vastos territorios de Norteamérica, un privilegio que la convirtió en una verdadera fuerza colonial.
Durante los siglos siguientes, HBC ejerció un monopolio sobre el comercio de pieles en Canadá. Sin embargo, la aparición de competidores como la North West Company y el fin efectivo de su monopolio en 1849 marcaron el inicio de su transformación. Obligada a adaptarse, la compañía volcó sus esfuerzos en el comercio minorista, abriendo supermercados, tiendas y centros comerciales para aprovechar el crecimiento económico de las ciudades en expansión.

No se recuperó de la caída de ventas físicas
La irrupción del comercio electrónico en la última década fue un golpe del que HBC nunca se recuperó del todo. La caída de las ventas físicas, unida a la compra de la empresa por intereses estadounidenses, redujo su presencia a mínimos históricos. La pandemia de la COVID-19 aceleró su declive, provocando el cierre de la mayoría de sus tiendas tanto en Europa como en Norteamérica. Hoy, apenas quedan unos pocos establecimientos que luchan por sobrevivir en un mercado que ha cambiado radicalmente.