Un avance tecnológico de origen chino ha encendido todas las alarmas en la comunidad internacional. Se trata de un cortador de cables submarino desarrollado por el Laboratorio Estatal Clave de Vehículos Tripulados de Alta Mar del Centro de Investigación Científica Naval de China (CSSRC), con capacidad para operar a 4.000 metros de profundidad.
Aunque oficialmente ha sido presentado como un dispositivo destinado al salvamento civil y la minería oceánica, su potencial destructivo sobre infraestructuras críticas globales ha despertado inquietud por su posible uso estratégico en ciberconflictos.
Una herramienta con precisión quirúrgica y capacidad letal
El sistema está equipado con una muela abrasiva de 150 milímetros recubierta de diamante, capaz de girar a 1.600 revoluciones por minuto. Esta herramienta puede cortar cables de acero reforzado de hasta 60 milímetros de grosor, como los que transmiten aproximadamente el 95% de los datos globales. Estos cables submarinos interoceánicos son fundamentales para el funcionamiento de Internet, la banca internacional y los sistemas de comunicación civil y militar, lo que convierte a este artefacto en un potencial disruptor global.
A nivel técnico, el dispositivo está diseñado para resistir las extremas condiciones de presión del fondo marino gracias a su estructura de titanio y un sistema de sellado con aceite que evita implosiones. Su tamaño compacto permite además que se integre en submarinos chinos de las series Fendouzhe y Haidou, utilizados habitualmente en misiones de exploración profunda. Estas características permitirían usar el cortador desde plataformas no tripuladas, lo que lo transforma en una herramienta difícil de rastrear y altamente eficaz para operaciones de sabotaje.
Tecnología resistente, compacta y difícil de rastrear
La comunidad internacional ha comenzado a reaccionar. Desde sectores de defensa y expertos en geopolítica se advierte que la simple amenaza de cortar cables submarinos podría ser utilizada como arma de presión o intimidación en conflictos sin necesidad de fuego cruzado. Newsweek recuerda que ya en 2020 se desarrolló en China una tecnología similar, el “dispositivo de corte de cable submarino de tipo arrastre”, justificado como una solución de emergencia frente a un exceso de cables. Pero la lógica defensiva de entonces parece ahora virar hacia una estrategia con implicaciones ofensivas.

La infraestructura digital global, invisible para la mayoría de los ciudadanos, se sostiene sobre un frágil entramado de cables que serpentea bajo los océanos. Este nuevo desarrollo chino subraya una nueva dimensión en la guerra híbrida, donde la amenaza no es la ocupación territorial, sino la capacidad de desconectar al planeta con una sola orden, desde las profundidades del mar. En una era donde la información es poder, el control —o la interrupción— de las redes puede equivaler al control del mundo.