Anthony Mackie sigue ocupando la gran pantalla con Capitán América: Brave New World, el nuevo capítulo del Universo Cinematográfico de Marvel en el que toma el escudo de forma definitiva, asumiendo el legado de Chris Evans como uno de los superhéroes más icónicos de la historia.
La cinta no ha ido nada bien en taquilla y ha tenido un rodaje y una producción compleja, pero Mackie, que lleva 11 años desde que debutó en Capitán América: El soldado de invierno en este universo, se ha convertido en una de las piezas clave para el futuro de Marvel Studios. No ha sido un camino fácil, y aunque el esfuerzo ha sido una constante en su carrera, el propio Mackie tiene claro que eso, por sí solo, no garantiza el éxito.
Anthony Mackie y la trampa de la meritocracia: “El éxito se da y no se conquista”
Durante una reciente entrevista en The Pivot Podcast, el actor dejó claro que la narrativa del esfuerzo recompensado es, en muchos casos, una ilusión. "Si trabajas duro, tu esfuerzo valdrá la pena", repiten muchos, pero según Mackie, la realidad es bien distinta: “Les estamos mintiendo a nuestros hijos”.

Mackie tiene claro que el éxito no siempre es fruto del sacrificio personal, sino que a menudo depene de factores externos, como las oportunidades a las que se accede desde la cuna. "El éxito se da y no se conquista", sentenció, dejando caer —sin mencionarlo explícitamente— el peso del nepotismo en la industria del entretenimiento. En Hollywood, los nepo babies son una realidad cada vez más evidente.
En su caso, la oportunidad con Marvel no llegó de la nada. Mackie tuvo que sumar más de 10.750 horas de entrenamiento y, además, adoptar una estrategia proactiva para llamar la atención del estudio. Según reveló en una entrevista con Inverse, no dudó en contactar directamente con Marvel con una idea muy clara en mente. "Les escribía cartas, insistía en que tenían que hacer una película de Black Panther. Yo quería ser Black Panther porque de niño me fascinaba", comentaba.
Finalmente, la oportunidad llegó, pero en un papel distinto al que soñaba. El estudio confió el personaje de T’Challa a Chadwick Boseman, pero Mackie no se rindió y siguió trabajando hasta convertirse en Falcon y, más de una década después, en el nuevo Capitán América. Desde luego, no fue un camino fácil, pero su caso demuestra que, aunque el talento y la constancia sean importantes, a veces lo más determinante es estar en el lugar y el momento adecuados.