La rápida evolución de la inteligencia artificial está comenzando a remodelar el panorama laboral de forma significativa. Según Amjad Masad, especialista en tecnología y CEO de Replit, algunos perfiles profesionales podrían desaparecer en tan solo un par de años. Así lo expresó durante su intervención en el pódcast El Diario de un CEO, conducido por Steven Bartlett.
Amjad Masad, experto en IA, lanza una advertencia: "Algunos empleos desaparecerán en solo dos años y debemos aceptarlo"
Masad subraya que los trabajos que se centran en rutinas repetitivas y bien definidas —como el control de calidad, la introducción de datos o la asistencia administrativa— son los más susceptibles de ser asumidos por sistemas automatizados. Este tipo de funciones, habitualmente realizadas frente a un ordenador y con escasa necesidad de creatividad, pueden ser ejecutadas con mayor eficiencia, menor margen de error y a un coste reducido por tecnologías basadas en IA.

“La inteligencia artificial se adapta especialmente bien a tareas predecibles, donde no es necesario aplicar juicio humano ni creatividad”, explicó el experto, quien destacó que los algoritmos actuales ya tienen la capacidad de identificar patrones y tomar decisiones con notable precisión. Pero el impacto de esta transformación no se limita a los empleos considerados de baja cualificación.
Masad advierte que áreas que tradicionalmente han exigido estudios superiores, como la contabilidad, el análisis jurídico o algunas funciones administrativas del ámbito sanitario, también podrían experimentar recortes a medida que la automatización avanza. Aunque sectores como el de la salud presentan una adopción más lenta debido a normativas más estrictas, la dirección es clara: si una tarea puede automatizarse, lo más probable es que acabe siéndolo. Sam Altman, CEO de OpenAI, es mucho más positivo.
Frente a estas advertencias, Bill Gates ofrece una visión más esperanzadora. El cofundador de Microsoft sostiene que profesiones como la programación, la ingeniería, la biotecnología o la investigación energética seguirán siendo esenciales. Estas áreas requieren habilidades complejas como el pensamiento crítico, la resolución creativa de problemas y la innovación, cualidades que aún escapan al alcance de las máquinas.
Tanto Masad como Gates coinciden en una idea clave: la necesidad de adaptación. La transformación del empleo obliga a trabajadores y empresas a apostar por la formación continua y el desarrollo de nuevas competencias. Habilidades como la comunicación interpersonal, el pensamiento estratégico o la capacidad para innovar serán cada vez más valoradas. En este escenario, gobiernos y compañías tienen por delante el reto de facilitar el acceso al aprendizaje permanente y de acompañar a sus plantillas en una transición que, lejos de ser futura, ya ha comenzado.