Una rata de tamaño descomunal, hallada recientemente en una residencia de North Yorkshire (Inglaterra), ha desatado una ola de preocupación entre vecinos, autoridades locales y expertos en control de plagas. El ejemplar, que mide más de 56 centímetros —una longitud que lo sitúa “casi al nivel de un gato”, según las autoridades— fue descubierto por un operario del servicio de desratización y ha reavivado el debate sobre el crecimiento incontrolado de estas poblaciones urbanas en Reino Unido.
No es un caso aislado
La imagen del animal, introducido en una bolsa de plástico para evidenciar su tamaño, fue difundida en redes sociales por David Taylor y Stephen Martin, concejales del distrito de Eston, quienes alertaron de que no se trata de un caso aislado. “Necesitamos acción, no solo consejos”, reclamaron, subrayando que el problema no ha hecho más que agravarse en los últimos años. Medios británicos como The Mirror o BBC News han recogido el suceso como un ejemplo más del avance de lo que ya consideran una crisis de salud pública.
La rata encontrada es una Rattus norvegicus, especie dominante en entornos urbanos del Reino Unido, conocida por su notable adaptabilidad y alta capacidad reproductiva. Las hembras pueden comenzar a reproducirse a los dos o tres meses de edad y tener hasta cinco camadas anuales, con una media de 8 a 12 crías por camada. Esto significa que una sola pareja de ratas puede originar cientos de individuos en apenas un año, especialmente si encuentran condiciones favorables: restos de comida, refugios cálidos y ausencia de depredadores naturales.
La presencia de estos animales en barrios residenciales no es nueva, pero el tamaño del ejemplar hallado ha hecho saltar las alarmas. Algunos expertos apuntan a la disponibilidad constante de alimento en las calles y la ineficacia de los métodos de control actuales como causas del problema. Además, la resistencia creciente de las ratas a los rodenticidas de uso habitual en el país añade una dimensión inquietante a la gestión de estas plagas.
Desde organizaciones ambientales hasta asociaciones vecinales han pedido que se tomen medidas más eficaces y coordinadas a nivel nacional. Entre las propuestas, destacan la mejora de los sistemas de recogida de residuos, campañas de concienciación ciudadana y el refuerzo de las brigadas de control sanitario. Las autoridades locales insisten en que no se trata solo de una cuestión estética o de incomodidad, sino de un riesgo sanitario real, ya que estos roedores pueden transmitir enfermedades como la leptospirosis, la salmonelosis o el hantavirus.















