Un paso de cebra en el cruce entre la Riera de Targa y el Camí de Mataró, en Vilassar de Dalt, se ha convertido en el centro de una creciente preocupación ciudadana. Según denuncian los vecinos, los vehículos no se detienen, incluso ante la presencia de niños pequeños. La ubicación, a escasos metros de un colegio, ha encendido las alarmas entre padres, profesores y residentes, que temen que la inacción pueda derivar en una tragedia.
Preocupación en Vilassar de Dalt: el paso de cebra más peligroso de Catalunya sigue sin solución
"Siempre hay problemas con este paso de cebra", afirma Jordi Hernández, vecino de la zona. “Mi hijo va al colegio aquí y siempre es lo mismo: los coches no paran. A veces tengo que buscar otra ruta para evitar cruzar por este lugar", relata, visiblemente preocupado. Otra vecina, que prefiere no revelar su identidad, confiesa que cada día siente miedo al llevar a sus hijos al colegio: "Vives con el corazón en un puño porque no sabes si los conductores van a frenar".
La situación, como explica en el mail que Marcos Laforet, Presidente de la Asociación de Vecinos Paso de Cebra Seguro, ha mandado a la redacción de Vandal, no se limita a la falta de precaución de algunos automovilistas. Incluso los conductores locales, conocedores del colegio y del riesgo del cruce, parecen ignorar las normas de tráfico. "Vivo justo aquí y parece que hay que pedir permiso para cruzar y dar las gracias si no te atropellan. Los coches pasan a tu lado como si no existieras", denuncia Joan Frum, otro residente afectado.
La preocupación también ha llegado al ámbito escolar. Padres de alumnos han presentado quejas formales exigiendo medidas inmediatas para garantizar la seguridad de los menores. “Han estado a punto de atropellarme más de una vez. Este paso de cebra es uno de los más utilizados por los niños, y el aumento del tráfico solo empeora la situación”, explica Martín Herruzo, padre de un niño de cuatro años. Los residentes aseguran que este problema no es nuevo. "Llevamos años quejándonos de lo mismo, pero nadie hace nada. Nos quieren callados”, comenta una vecina que también opta por el anonimato. La frustración ha llevado a algunos habitantes a organizarse y preparar una recogida de firmas a través de grupos de WhatsApp para presionar a las autoridades.
Entre los automovilistas, las opiniones están divididas. Algunos reconocen que la falta de una señalización más clara contribuye al problema, mientras que otros responsabilizan a los peatones. Sin embargo, la mayoría de los vecinos coincide en que es urgente implementar medidas contundentes, como reductores de velocidad o la instalación de un semáforo, para evitar accidentes. La polémica sigue creciendo mientras el tiempo corre en contra de los peatones. Los vecinos se preguntan si las autoridades actuarán antes de que ocurra una desgracia o si este paso de cebra será el escenario de un desastre evitable. Mientras tanto, la comunidad no cesa en su demanda de seguridad, reclamando soluciones concretas que pongan fin a este riesgo latente.