Stanley Kubrick llevaba años preparando su versión de Napoleón, siendo minucioso en los hechos históricos acaecidos durante los años de vida del emperador y general francés, así como siendo particularmente fidedigno en sus campañas militares. Pero aquella película no llegó a ver la luz. La responsabilidad cayó sobre Ridley Scott, con una versión cinematográfica que dividió a los críticos en parte por su carencia de fidelidad histórica, enfadando especialmente a los ciudadanos franceses. Como ha explicado Scott, la idea de que su caótica y fallida película sea históricamente precisa o no es algo que parece no quitarle el sueño.
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En una entrevista con Vulture, realizada desde la bodega de vinos que el director posee en la Provenza francesa, Scott abordó las críticas de los historiadores hacia Napoleón. La película, que tiene una versión extendida en Apple TV+, ha sido acusada de tomarse demasiadas libertades con los hechos reales, algo que el cineasta defiende con su característica mordacidad y mal humor. "Todo el mundo tiene una opinión sobre lo que realmente pasó, y siempre pregunto: ¿Estabas ahí?”.
Scott no parece preocupado por las críticas sobre la falta de fidelidad histórica en sus proyecto, algo que también ha sido señalado en Gladiator II. "Hay 10.000 libros sobre Napoleón, y todos tienen verdad y conjeturas al mismo tiempo. Pero dejé la lectura de los libros al pobre desgraciado que ha tenido que escribir el guión”, declaró entre risas el realizador de Blade Runner. Ese “pobre desgraciado” tiene nombre y apellidos, David Scarpa, quien también colaboró con Scott en Todo el dinero del mundo y que, casualmente, también ha escrito la secuela de la historia protagonizada por Russell Crowe.
El rodaje de la película, complicado como pocos, estuvo lleno de anécdotas que refuerzan el aura de genio metódico de Scott y su particular carácter, así como sus nuevas y mejoradas formas -según él- de rodar. En la misma entrevista, explica cómo fue rodar la compleja escena de la batalla de Austerlitz, una de las secuencias más espectaculares del filme, fue grabada en solo tres semanas y media, a pesar de que estaba planificada para seis. "Por la mañana, le decía a mi brillante director de fotografía, Dariusz Wolski, ‘Quiero una cámara ahí, ahí, ahí y ahí. ¿Cuánto tardarás en colocarlas?’. Él me decía: ‘40 minutos’. Y yo ya estaba rodando a las 9 de la mañana”, explica el director. "Otros usan una cámara y tardan muchísimo. Yo prefiero la eficiencia", concluía.
La taquilla no respondió del todo bien a la propuesta del director de Alien y las críticas de Napoleón fueron bastante diversas, aunque las negativas tuvieron mucha más repercusión. Si bien muchos aplaudieron la escala épica y las impresionantes recreaciones de las batallas, otros consideran que el retrato del personaje histórico es superficial y errático, algo que a Scott, de 86 años, parece importarle poco. Tanto Gladiator II como la citada Napoleón reflejan que Ridley Scott sigue siendo Ridley Scott: un creador que nunca mira hacia atrás. Y sigue siendo igual de polémico.