Masticar chicle es una actividad que parece inofensiva y hasta beneficiosa en algunas ocasiones, pero ¿realmente sabemos qué efectos tiene sobre nuestro cuerpo? Bueno, alguna vez lo hemos explicado en Vandal, pero a pesar de lo que se cree, masticar chicle durante media hora no tiene un impacto significativo en el cansancio ni en los músculos de la mandíbula, y apenas contribuye a la quema de calorías. Pero hay detalles que llaman la atención y que pueden aclarar algunos mitos sobre el chicle, un dulce que cada vez tiene menos impacto en nuestros hábitos pero que sigue siendo muy consumido a nivel mundial.
Cuidado con el chicle: el efecto inesperado que ataca a tu sistema digestivo y del que alertan los científicos expertos en la salud
Como ha explicado Julia María Ruiz Redondo, inspectora de salud en la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia a medios como 20 Minutos, el chicle está diseñado para masticarse, no para ser ingerido. Sí, es lógico, pero no todo el mundo lo tiene claro, aunque parezca mentira. Si se traga, no se digiere, pero tampoco se queda en el estómago: atraviesa el sistema digestivo y se elimina de forma natural. El mito de que queda atrapado es solo eso, un mito, aunque se recomienda precaución con niños pequeños para evitar accidentes.
"El chicle está ideado para ser masticado y no tragado. Si esto ocurre, no será digerido, pero tampoco quedará en el estómago, moviéndose relativamente intacto a través del aparato digestivo y eliminándose a través de las heces", explica Redondo. Los expertos en salud han descubierto que ingerir grandes cantidades de chicle o trozos pequeños durante un periodo de tiempo corto, puede provocar 'bloqueo del aparato digestivo', aunque sería una situación excepcional. Es por esto que se evita el consumo de chicle en menores de cinco años, y eso que, como ocurre con la Fanta y otros alimentos, en Europa hay un mayor control con los ingredientes de los chicles con respecto a otras partes del mundo.
Según la legislación, el chicle se elabora con tres grupos de ingredientes: gomas naturales, gomas sintéticas y otros aditivos. Entre los ingredientes más comunes están el acetato de polivinilo y la parafina, que aportan elasticidad y consistencia. Además, estos componentes deben cumplir con criterios de pureza y seguridad para su consumo.
¿Tiene realmente algún efecto beneficioso el masticar chicle?
Algunas personas creen que masticar chicle puede ayudar a reducir el apetito, pero desde hace décadas se ha visto que los estudios realizados al respecto nunca son concluyentes. Investigaciones como las de Christine Swoboda y Jennifer Temple han encontrado que, aunque reduce el hambre de inmediato, no afecta el consumo de energía en el día a largo plazo. Lo que parece hacer es reducir la cantidad de comidas, aunque cada una con más calorías de lo habitual, probablemente como efecto de compensación.
Sí se sabe que masticar chicle sin azúcar después de las comidas podría reducir el reflujo ácido. Esta práctica ayuda a elevar el pH en la garganta y el esófago, lo que alivia el malestar. Además, los chicles con bicarbonato pueden ser incluso más efectivos en estos casos, funcionando como una alternativa natural para aliviar este problema. Y en este aspecto, se cree que la goma de mascar puede ser útil para reducir la ansiedad, la sequedad bucal (xerostomía) y mejorar el estado de ánimo, sobre todo tras varias semanas de hábito, algo que quizás sea debido a una mayor circulación sanguínea hacia el cerebro.
Aunque el chicle no es la solución mágica para perder peso ni para calmar todos los problemas digestivos, y hay que tener mucho cuidado con tragárselos, sí puede tener ciertos beneficios, especialmente si es sin azúcar y se mastica de forma moderada. Al igual que el café, hay que tener muy claro que no existen productos milagrosos y que incluso aquellos que pueden tener beneficios en nuestra salud, mal usados, pueden ser dañinos.
