La segunda temporada de El Señor de los Anillos: Los anillos de poder se ha estrenado en Prime Video con gran éxito, siendo mejor considerada que otras ficciones de fantasía. La producción de Amazon, a través de ocho nuevos episodios, nos contará una historia afianzada en la Segunda Edad de la Tierra Media y arraigada en Los Apéndices de J.R.R. Tolkien. Mientras se enfoca en el auge de Sauron como Annatar y la trama adquiere tintes más oscuros y propios de una producción de suspense, los orcos, esas criaturas tenebrosas y violentas que pueblan los escritos del Profesor, vuelven a ser objeto de debate por su origen y naturaleza tal y como Vandal adelantaba hace unas semanas. ¿Por qué hay tanta polémica con Los anillos de poder y sus orcos? ¿Son fieles a los escritos de Tolkien?
El nacimiento y la naturaleza los orcos: ¿creación o corrupción? Los anillos de poder despierta un antiguo debate entre los fans de Tolkien y El Señor de los Anillos
No os engañaremos: la cuestión del origen de los orcos es muy compleja y está matizada por diferentes versiones que Tolkien exploró a lo largo de su vida. El escritor sudafricano fue modificando su visión de estas criaturas a lo largo de su exploración de la Tierra Media, y como maestro de la subcreación y de la construcción de mitos capaces de sucederlo y cobrar vida por sí solos, podemos encontrarnos numeras versiones y retazos de lo que podríamos considerar el nacimiento de estos seres. En El Silmarillion, la obra póstuma compilada por su hijo Christopher Tolkien, se sugiere que los orcos son en realidad Elfos corrompidos por Morgoth, el primer Señor Oscuro, y entidad a la que serviría Sauron como lugarteniente.
Según el texto recogido en lo que es una obra capital de la literatura fantástica, se especifica que todos los orcos fueron en origen Elfos, que Melkor tomó cautivos en los Días Antiguos y que, tras torturas y degradación, los convirtió en una forma vil de vida. Esta versión sugiere que los orcos no fueron creados ex nihilo, sino que fueron el resultado de la manipulación y la perversión de seres originalmente buenos, una idea que podría tener implicaciones dentro de la propia mitología cristiana, de la que Tolkien, un devoto católico, era profundamente conocedor. En este aspecto entraría la corrupción de los Elfos, seres bellos y nobles, en criaturas deformes y abominables como los orcos, que reflejaría una suerte de reflejo de la caída de los ángeles en demonios dentro de la tradición cristiana. Pero no es la única versión para el origen de los orcos, y de hecho, Tolkien se arrepentiría de ella más tarde.
Con el transcurso de los años, y como persona perfeccionista hasta el punto de la más pura obsesión, Tolkien reescribió y reconsideró su obra. El Profesor consideró a lo largo de su vida diferentes versiones para el origen de los orcos. En algunos de sus escritos, especuló que los orcos podrían haber sido creados a partir de hombres corrompidos o incluso de bestias transformadas como una chispa de voluntad y malicia, imitando otras formas de vida en la Tierra Media. Pero ni aún así estaba claro. De hecho, esta evidente ambigüedad refleja la dificultad que el propio Tolkien a la hora de conciliar la existencia de un mal absoluto en su obra y su creencia en un mundo ordenado y moral con capacidad de redención. Pese a que se tiende a considerar que la obra de Tolkien es una obra del Mal contra el Bien, eso es catalogarla y reducirla a términos absolutos que dejan a un lado los innumerables matices que existen en sus escritos e historias.
La idea de que los orcos "se reproducían como otros Hijos de Ilúvatar" proviene de las propias reflexiones de J.R.R. Tolkien sobre la naturaleza y el origen de los orcos en la mitología de la Tierra Media y su papel en una historia más compleja, siempre intentando dar una explicación coherente dentro del marco de su Legendarium, en el que los seres vivos, incluidos los orcos, deben tener un origen y una forma de reproducción que se ajuste a las leyes establecidas por Ilúvatar, el creador supremo del universo. En la mitología de Tolkien, Ilúvatar (también conocido como Eru) es el ser supremo que crea los Ainur y, a través de ellos, da forma al mundo. Los Hijos de Ilúvatar son los Elfos y los Hombres, las dos razas que poseen libre albedrío y una relación especial con el creador. Los orcos, siendo seres vivientes con una apariencia similar a la de los Hombres y los Elfos, plantean una pregunta fundamental sobre su lugar en esta cosmología. Y no tiene fácil respuesta. Tolkien enfrentó un dilema teológico y narrativo al tratar de explicar cómo los orcos: ¿cómo se reproducían? ¿Era posible que seres creados de manera perversa pudieran engendrar vida por sí mismos?
En Los anillos de poder vemos cómo Adar (Sam Hazeldine), líder de los orcos en la ficción de Amazon, lleva a su pueblo a un lugar seguro como Mordor tras años de exilio y les garantiza un futuro fuera la esclavitud de Sauron. En una secuencia, uno de los orcos intenta calmar a lo que parece su esposa, que sostiene un pequeño retoño envuelto en mantas. Un momento, ¿existían orcos mujeres? Bueno, en la carta a la Señora Munby (21 de octubre del 1963) -que podéis encontrar aquí-, Tolkien dice lo siguiente: "Debe haber habido mujeres orco. Pero en las historias en las que rara vez o nunca se ve a los Orcos, excepto como soldados de ejércitos al servicio de los señores malignos, naturalmente no aprenderíamos mucho sobre sus vidas. No se sabía mucho al respecto".
Es decir, la ficción de Amazon da un paso adelante a la hora de representar a estos seres, que si bien fueron el puño de guerra de líderes como Sauron o Saruman en la Tercera Edad, tenían mucho en común con otras criaturas de la Tierra Media. Pero esto, como no puede ser de otra, entra en conflicto con la naturaleza moral de estos seres, ya que en las historias de Tolkien, los orcos son casi siempre representados como malvados, dedicados a la destrucción y el caos, un aspecto que los convierte en antagonistas, en simples criaturas a las que cercenar bajo la espada. Lo curioso de Los anillos de poder es que arroja preguntas interesantes. ¿Son los orcos inherentemente malvados, o son víctimas de su creación y circunstancias? Son preguntas muy complejas. J.D. Payne, uno de los showrunners de El Señor de los Anillos: Los anillos de poder, lo explicaba así.
"Desde el comienzo de esta temporada, hablamos sobre la idea de tener un arco para Adar y sus orcos, y sentimos que esto nos lleva directamente a Tolkien. Lees los libros y encuentras estos momentos fugaces donde los orcos están solos y dicen: ‘Oye, ¿qué pasaría si algún día pudiera haber un lugar solo para nosotros, podríamos tener nuestra propia pequeña tierra o nuestra propia cabaña junto al mar?. Por así decirlo, está bien que tengan sueños, aspiraciones, no solo quieran ser máquinas de matar sin sentido", indica. "Tratamos de llevar eso un paso más allá y continuar individualizándolos y dramatizando cuáles podrían ser sus deseos y ambiciones. Y también siempre nos fascinó la idea de que los orcos son elfos caídos. Tolkien tiene esta idea de que el mal no puede crear nada, solo puede corromper. Que los elfos, estas criaturas asombrosas y hermosas, pudieran ser corrompidos hasta convertirse en orcos fue algo fascinante para nosotros", indicaban en relación a qué vía han tomado los autores de la serie en su relato.
Sobre la maldad de los orcos en Los anillos de poder y El Señor de los Anillos
No nos andaremos con rodeos. En El Señor de los Anillos, Tolkien describe a los orcos como criaturas que "odiaban tanto la luz del sol como el día, y mataban a la vida alegre siempre que podían", siendo uno de los grandes males de la Tierra Media y las fuerzas principales de las legiones de Señor Oscuro. Sí, esta descripción parece sugerir que los orcos están intrínsecamente inclinados hacia el Mal, lo cual es una perspectiva que ha llevado a algunos lectores a verlos como seres sin redención posible, como villanos carentes de rostro y motivaciones tangibles. No obstante, en otras partes de sus escritos y textos -y creednos, hay muchos-, Tolkien deja entrever que los orcos, a pesar de su naturaleza corrompida, podrían haber tenido alguna forma de libre albedrío.
"Porque los orcos tenían vida y se multiplicaban a la manera de los hijos de Ilúvatar. [...] y en lo más profundo de sus oscuros corazones, los orcos aborrecían al amo a quien servían con temor, el creador de su miseria", indica el propio Profesor en El Silmarillion. Blanco y en botella. Pese a que Tolkien pensó en que los orcos se inclinaban hacia las cosas malas y oscuras en sus corazones, admitió la posibilidad de que algunos orcos, "bajo circunstancias extraordinarias," pudieran mostrar atisbos de bondad o arrepentimiento. Esta ambigüedad sigue llevándonos al presente debate, continua polémica entre los lectores y estudiosos -y aquellos amantes del caos en las redes- y nos hace estar aquí divagando en si los orcos son verdaderamente malvados por naturaleza o si son víctimas de una corrupción impuesta sobre ellos.
Sea como sea, en última instancia, está claro que los orcos en la obra de Tolkien no solo son antagonistas, sino símbolos de la corrupción y la lucha eterna entre el bien y el mal dentro un marco narrativo complejo como únicamente el legendario autor podría regalarnos.