En el corazón de la España vaciada, una pequeña aldea segoviana llamada Matandrino surge como una reliquia del pasado, esperando ser redescubierta y revitalizada. A tan solo 40 minutos del centro de Segovia y a menos de una hora y media Madrid, este enclave histórico se presenta como una oportunidad única para aquellos soñadores que buscan un refugio personal, un destino turístico con encanto o un innovador proyecto comunitario. Matandrino, con más de seis siglos de historia palpable en sus calles y edificaciones, fue mencionado por primera vez en el siglo XV como Mata Endrino, un nombre que hace homenaje al endrino, arbusto silvestre de la zona y base del tradicional pacharán.
Deshabitada desde 1963
La aldea, cuya última página habitada se escribió en 1963, ha permanecido en el olvido hasta que recientemente la inmobiliaria Segodomus decidió ponerla en venta. Esta venta marca el segundo intento de transacción del pueblo en los últimos años, evidenciando un aumento del 80% en su precio, ahora fijado en 180.000 euros. La oferta incluye un extenso terreno de 5.000 metros cuadrados, salpicado de 17 construcciones entre ruinas, que cuentan la historia de un lugar donde el tiempo se detuvo. Entre ellas se incluyen casas, un antiguo huerto, una portada y un pajar, todas esperando ser revividas por manos entusiastas.
Pese a su estado de abandono, ofrece un lienzo en blanco para la imaginación. La infraestructura básica, como la electricidad, se encuentra a tan solo 1,6 kilómetros, mientras que el agua puede ser suministrada por una fuente local, manteniendo viva la esencia rústica del lugar.
Además, la aldea cuenta con corrales, testimoniando la vida agrícola y ganadera que una vez fue el núcleo de esta comunidad.