Con la llegada del invierno, las temperaturas suben dentro de los hogares por la calefacción y al mantener las ventanas cerradas, la condensación suma humedad, haciendo que las plagas encuentren un terreno fértil para multiplicarse. Entre los insectos que cobran protagonismo durante esta época, los pececillos de plata, también conocidos como Lepisma saccharina, se han convertido en visitantes frecuentes de los hogares. Estos diminutos insectos, de cuerpo plateado y movimientos rápidos, encuentran en los ambientes húmedos y oscuros de baños, sótanos y cocinas el refugio ideal para reproducirse. Aunque no representan un peligro directo para la salud, su presencia puede resultar incómoda y, en algunos casos, dañina para cosas de la casa como los libros.
Los pececillos de plata no suelen ser motivo de alarma sanitaria, pero su proliferación puede ocasionar problemas en despensas, archivos y bibliotecas. Estos insectos se alimentan de restos orgánicos como piel, uñas o cabellos, y tienen un apetito voraz por materiales ricos en almidón, como papel, cartón o pegamento de libros. Su capacidad para sobrevivir en grietas y zonas húmedas los convierte en plagas persistentes que pueden dañar documentos importantes y fomentar la aparición de ácaros, potenciales causantes de alergias.
Se está extendiendo gracias a las cartas y paquetes
A nivel europeo, una variante de estos insectos, el pececillo de plata de cola larga (Ctenolepisma longicaudata), está ganando terreno. Este insecto ha encontrado en el correo postal una vía de expansión alarmante, viajando inadvertidamente en paquetes y sobres. Ciudades del norte de Alemania, como Hamburgo, han visto un aumento en su población, impulsado por factores como los nuevos edificios con calefacción por suelo radiante. Este fenómeno ha generado preocupación en sectores como bibliotecas y archivos, donde el daño causado por estos insectos puede ser considerable.
Cómo prevenir su aparición
Para prevenir su proliferación, expertos recomiendan estrategias como mantener los niveles de humedad bajo control, sellar grietas en paredes y suelos, y evitar la acumulación de libros, cartón o restos de comida. Métodos químicos, como el uso de insecticidas o ácido bórico, y alternativas caseras, como trampas con miel o mezclas de azúcar y levadura, son útiles para eliminar estas plagas. Asimismo, ventilar regularmente los espacios y mantener una limpieza constante son medidas clave para evitar su asentamiento.
