Aunque la serie de acción real de One Piece en Netflix haya sido un éxito para la mayoría de espectadores, hay quien no ha quedado contento con el trabajo realizado por la plataforma para adaptar el material de Eiichiro Oda. Es el caso de Sean Schemmel, actor que presta su voz a Son Goku en Dragon Ball en la versión inglesa de la ficción. Durante una entrevista para Bleeding Cool, el artista aseguró que el problema de los live-action arrancó con Dragon Ball Evolution y, desde entonces, Hollywood no ha hecho más que meter la pata con cada uno de los proyectos anime que se han intentado pasar a un formato occidentalizado.
El actor de doblaje que presta su voz a Goku en inglés en Dragon Ball tacha de 'terrible' al live-action de One Piece en Netflix
De forma totalmente sincera, Schemmel aseguró que la serie de acción real de One Piece es terrible y que ninguna compañía logra dar en el clavo para trasladar con éxito el lenguaje del anime a la industria cinematográfica Occidental: "Solo he visto parte de la serie de One Piece de Netflix y, sinceramente, creo que es terrible. Sin embargo, la película live-action de Dragon Ball Z también fue terrible, y por una razón diferente.
Habían cambiado de director a mitad del desarrollo, antes de comenzar la producción", comentaba el artista. "Es interesante ver a Hollywood tratando de entrar en el live-action y en este espacio [refiriéndose a las adaptaciones de anime]", continuaba. Bien es cierto que Hollywood ha intentado realizar muchísimos proyectos de acción real que no han salido bien, pero con el tiempo parece que la cosa se va puliendo y la clave está en tener a los creadores originales involucrados en el desarrollo.
"Es interesante y siento que mi opinión sea así. Ahora mismo me siento como una figura pública demasiado nerviosa como para decir: 'No me gusta mucho la serie de One Piece'", proseguía. "Y eso no es necesariamente culpa del equipo y del elenco de actores [como en el caso de Dragon Ball]. Probablemente todos tengan talento. La cosa tiene más que ver con la ejecución y en términos de traducción del género". Schemel asegura que el anime tiene unas características que son intraducibles y no se pueden pasar a la acción real, sobre todo en lo que respecta al diseño de personajes, con sus característicos ojos y sus cabellos perfilados. Aunque el mayor problema es la narrativa: "Siempre encontré que la televisión japonesa era tremendamente más creativa en términos de argumento y narración que la animación estadounidense".
La serie de acción real de One Piece en Netflix renovó recientemente por una temporada 2.