Proteger nuestras cuentas y sistemas con buenas contraseñas es extremadamente importante. Nuestros datos, debido a las nuevas plataformas y tecnologías, están por todas partes y es muy sencillo atar cabos y empezar a conseguir datos bancarios, emails, etc. Los hackers han dejado de ser esa rara avis dentro de la informática y cada vez son más los usuarios con conocimientos suficientes como para descubrir nuestras contraseñas, y en un tiempo que asusta ciertamente. Desde Hive Systems se ha publicado un estudio en el que se desvela el tiempo que tarda un hacker en hacerse con nuestra contraseña dependiendo de cómo sea esta: si solo números, con dígitos y símbolos... Como más compleja sea, más difícil sea romper esa barrera de seguridad. A continuación os dejamos con la tabla para que lo veáis vosotros mismos:
Si nuestra contraseña está compuesta solamente por números (entre 4 y 10), el hacker en cuestión obtiene los resultados al instante, sin necesidad de romperse la cabeza. La cosa sin embargo se complica cuando empezamos a colocar mayúsculas, minúsculas y símbolos. Lo ideal es empezar a poner contraseñas a partir de 11 y 12 caracteres, combinando todo tipo de dígitos y letras para que sea de lo más compleja. Habría que evitar también rellenar las contraseñas con información básica nuestra: fechas de nacimiento, edad e incluso nombre o apellidos de familiares o parejas, que suele ser bastante común por mucho que no lo parezca.
¿Cómo podemos evitar entonces ser hackeados?
Es bastante imposible evitar que alguna vez recibamos el ataque de un hacker, porque no solamente están presentes en Internet de forma general, también lo están en videojuegos y pueden utilizar todo tipo de técnicas para conseguir nuestros datos e información que necesiten. Lo mejor que podemos hacer para evitar que nos descubran la contraseña es, principalmente, crear una combinación de números, letras y símbolos (minúsculas y mayúsculas) que hagan que el hacker en cuestión se vuelva un poco loco descifrando. Y por supuesto, superior a 11 caracteres, como ya os hemos comentado.
Además de hacer fuerte nuestra contraseña, también habría que evitar escribirla en lugares públicos donde el Internet sea compartido y no sea una zona segura. Los hackers están en todas partes y nunca se sabe dónde puede haber uno. Por otro lado, es recomendable a su vez no guardar contraseña en todos los dispositivos, en cuantos menos mejor, aunque sea un dolor de cabeza tener que estar escribiéndola cada dos por tres. Cambiarla de vez en cuando también es útil, porque hace que el proceso de hackeo tenga que empezarse de nuevo si alguien está husmeando en nuestros datos. Evidentemente esto solo son consejos, no es la fórmula mágica para evitar que recibamos algún ciberataque. Pero pueden ayudar a prevenirlos lo máximo posible.