Se acaba la farsa. Por primera vez en la historia, los científicos han encontrado un milpiés que verdaderamente tiene 1000 patas. Mejor aún: supera ampliamente su número a lo largo de los casi 10 centímetros que tiene su cuerpo. El artrópodo se ha encontrado en las profundidades de una mina de la Australia Occidental y ha sido bautizado como Eumillipes persephone. Sí, quizás no sea gigantesco ni aterrador, ni tan versado como sus primos más pequeños, pero su descubrimiento, explican en Scientific Reports, es todo un hallazgo a celebrar.
El milpiés que vivía en la oscuridad y que ha cambiado la percepción de la ciencia de estos seres
El milpiés es un animal de super longitud, es decir, un tipo de ser que tiene más de 180 segmentos en su cuerpo y que, en este caso, supera los 330. Hablamos de un artrópodo que sobrevive en las profundidades de la Tierra, que no tiene ojos y que se desplaza por cavidades y zonas rocosas gracias a sus grandes antenas. Tiene un pico para alimentarse, y como explican en Gizmodo, los científicos están asombrados.
"Esta cosa está a 60 metros bajo tierra, en la oscuridad" ha explicado Paul Marek, entomólogo de Virginia Tech y autor principal del nuevo estudio al citado medio. Marek cree que el animal se orienta gracias a sus antenas y su estructura, buscando alimento y otras parejas con las que reproducirse. Al parecer, este tipo de milpiés está muy desarrollado en este aspecto.
Hasta la fecha, el anterior milpiés poseedor del récord de patas se descubrió en California, Estados Unidos, en el año 2006. Sin embarco, únicamente llegaba a los 750 apéndices, algo que ha sido una constante hasta ahora. "El nombre de esta especie siempre ha sido un nombre inapropiado. Todos los milpiés no son técnicamente precisos, si somos honestos", el recién descubierto Eumillipes persephone es el animal con más patas del planeta, un ser capaz de desplazarse con cierta velocidad mientras busca presas de las que alimentarse o se defiende de otros seres en este entorno tan hostil. Esta especie hace gala de una serie de defensas químicas que secretan una toxina alcaloide a lo largo y ancho de más de 100 glándulas, que al parecer, le ayuda a ahuyentar a otros animales.
Como os comentábamos, el Eumillipes persephone se encontró a más de 60 metros bajo tierra, en un pozo perforado ciertamente distante, y los investigadores consiguieron atraerlo hacia sus redes usando una taza llena de restos de hojas secas dejadas allí durante semanas. Gracias a un embudo y una lámpara de calor, los seres acabaron llegando poco a poco pera su posterior estudio. El autor del estudio contó las patas manualmente porque no creía en su descubrimiento en primera instancia, apoyándose además en una serie de marcadores habituales en esta especie. Este ser tan especial se encuentra en un territorio de explotación minera en Australia, por lo que está amenazado y es candidato potencial a la llamada extinción anónima. Únicamente se han encontrado diez ejemplares, por lo que su número real se desconoce.