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Un nuevo análisis del Quetzalcoatlus revela más del animal volador más grande conocido

Con más de 12 metros de envergadura desde un ala a la otra, el Quetzalcoatlus se convirtió en uno de los animales prehistóricos más impresionantes y en el reptil volador más grande jamás conocido.
Un nuevo análisis del Quetzalcoatlus revela más del animal volador más grande conocido
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Quetzalcoatlus es una de las criaturas prehistóricas más fascinantes y, hasta la fecha, el animal más grande que jamás ha cruzado los cielos de la Tierra. Este saurio alado era capaz de volar, sí, pero durante décadas los paleontólogos se han preguntado cómo era posible que este ser tan colosal levantase el vuelo por los cielos del Cretácico -que de hecho, aparece en el prólogo de Jurassic World: Dominion-. Ahora, con los resultados de un nuevo estudio, sabemos cómo este gigantesco reptil volador se impulsaba para despegar y conquistar las nubes.

Un animal tan grande como misterioso: el mayor estudio sobre el Quetzalcoatlus

Estudiar el comportamiento de un animal extinto es algo difícil. Pero como explican desde la Universidad de Texas, es uno los factores más importantes de cara a comprender cómo vivía, se relacionaba o comportaba un animal del pasado. Hace unos meses descubrimos que el Tiranosaurio rex no corría tanto como se creía, y ahora tenemos constancia de que el Quetzalcoatlus, que vivió hace más de 70 millones de años, tenía que dar un enorme salto de unos tres metros de alto antes de ponerse a volar sobre otros dinosaurios y animales prehistóricos.

Quetzalcoatlus

Una nueva monografía, publicada en el Journal of Vertebrate Paleontyology, ha ahondado con detalle en cinco aspectos distintos del animal a lo largo de cinco estudios diferentes sobre el animal, que busca ofrecer a los expertos y científicos la información más detallada hasta la fecha sobre este reptil volador. "El estudio arroja nueva luz y presenta muchos detalles sobre la familia a la que pertenece el Quetzalcoatlus y probablemente se convierta en la referencia en este campo durante años, quizá décadas", explicaba Darren Naish, paleontólogo de la Universidad de Texas no vinculado al estudio. "Decir que este trabajo ha sido uno de los más esperados de la paleontología es quedarse corto", concluía al respecto.

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Este trabajo ha sido uno de los más esperados de la paleontología

Este gigantesco estudio repasa el descubrimiento de la especie, su distribución por la actual Norteamérica, el hábitat habitual, las características físicas y taxonomía, su árbol evolutivo, y un análisis de su morfología funcional. Este último estudio reconstruye el esqueleto del Quetzalcoatlus y elabora un diagrama con su posible rango de movimientos. Hasta la fecha, todos los huesos de la especie de han encontrado en un mismo lugar, el Big Bend National Park en Texas, con una colección de fósiles del animal conservados y guardados a buen recaudo en la colección de Paleontología de Vertebrados de la escuela Jackson de Geociencias, en la Universidad de Texas. Con su estudio y análisis, se ha elaborado lo que se considera a día de hoy como La Biblia del Quetzalcoatlus.

Así vivía, se desplazaba y volaba el Quetzalcoatlus

El estudio ha derribado mitos y ha ayudado a los expertos a tener una visión más real del animal. Más allá de confirmar que muchos de los huesos más pequeños no correspondían a ejemplares juveniles del Quetzalcoatlus northropi sino a dos nuevas especies llamadas Quetzalcoatlus lawsoni y Wellnhopterus brevirostri. "Los Pterosaurios tienen grandes huesos pectorales porque es donde se sujetan los músculos que hacen posible el vuelo, así que no cabe duda de que eran magníficos voladores", comenta Kevin Padian, profesor emérito de la Universidad de California Berkeley y co-autor del estudio morfológico en declaraciones recogidas por Gizmodo. Pero la envergadura del Quetzalcoatlus -12 metros- había convertido su despegue en todo un reto para los expertos en anatomía.

Estudio Huesos Quetzalcoatlus

Durante décadas, se creía que el Quetzalcoatlus se lanzaba hacia adelante como un murciélago, corriendo y moviendo las alas como los albatros para echar a volar. Ahora, gracias al estudio morfológico, sabemos que la criatura era capaz de despegar en vertical. El Quetzalcoatlus se ponía en cuclillas y se impulsaba alrededor de dos metros y medio de altura sobre el suelo, aprovechando ese momento para batir las alas y comenzar a volar. Tiene lógica. Estos animales vivían en el Big Bend, una región boscosa con muchísima vegetación en el Cretácico, relacionándose entre diferentes especies, socializando y viviendo en bandadas de numerosos integrantes, algo de lo que se tenía sospecha al encontrar huesos de Quetzalcoatlus muy juntos en gran número.

El animal ganaba impulso, saltaba dos o tres metros de altura y se lanzaba a volar

Estos animales se alimentaban de cangrejos, moluscos, gusanos y pequeños peces, picoteando con sus largos picos en vuelos rasantes y disfrutando de la vida presente en los ecosistemas existentes alrededor de los ríos y lagos del Cretácico. El estudio no tiene claro al cien por cien la dieta del animal, así como tampoco saben cómo se podría defender de terópodos y otros depredadores. El rey de los cielos podría haberse defendido también en el suelo.

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