Cuando creías que lo habías visto todo después de leer que las moscas vomitan al posarse sobre nuestra comida, la vida llega y nos da una bofetada de realidad al tiempo que nos grita: "¡Todavía puede ser peor!" Y entonces no nos queda otro remedio que asentir, frotarnos la mejilla y admitir que, en efecto, puede ser peor. Y tanto. Esta semana hemos visto cómo la cantante del grupo Brass Against, Sophia Urista, decidía que todo lo que esté a más de cinco metros de distancia no merece la pena: y eso incluye el cuarto de baño. Así que decidió utilizar la boca de uno de los asistentes para orinar. Podéis ver el momento (bajo vuestra responsabilidad) a partir del minuto 3:13.
Sophia Urista, la enemiga de los cuartos de baño
Tal y como informan desde el portal Los de la Música, Brass Against es un grupo de rock que se encarga de versionar temas de RATM o Tool. Urista es, además de la cantante, la líder de la formación... y no dudó a la hora de aprovechar un momento de la canción Wake Up para aliviar sus ganas de orinar en la boca de un fan. Lo mejor de todo es que el concierto no se detuvo ni siquiera por esto: Urista siguió haciendo los coros y, como se suele decir, show must go on.
El momento, dicho sea de paso, es bastante surrealista: en cierto punto del concierto Urista tiene ganas de ir al baño. Pero ya os hemos dicho que todo lo que esté a más de cinco metros de distancia no merece la pena, así que hizo un llamamiento a los allí presentes. Podemos ver cómo un fan sube alegremente al escenario y se tumba para servir de urinario humano a la cantante. Cuando Urista termina, el voluntario se pone en pie y decide salpicar a la multitud con el resto de pis que había en el suelo. Estáis sin palabras, ¿verdad? Yo también.
"Sophia se dejó llevar", han sido las primeras declaraciones de la banda al pronunciarse sobre lo sucedido, que han calificado de ser algo "inesperado". Apuntan que no creen que vuelva a repetirse en futuras actuaciones así que, en fin, por si acaso alguien estaba dispuesto a ofrecerse como tributo... es bueno que no alimenten las ilusiones de los espectadores. El hecho se produjo durante el festival Welcome to Rockville en Daytona Beach.
