Hace unas semanas, os contábamos que había un extraño objeto que emitía 'sonidos' desde el centro de la Vía Láctea, apareciendo y desapareciendo durante meses. El hecho, que desconcertó a los científicos y astrónomos encargados de este proyecto, ha regresado con fuerza. En un artículo publicado en el Astrophysical Journal, se confirma que los astrónomos australianos que detectaron en 2020 un misterioso grupo de ondas de radio, ha intentado posicionarlo de forma concreta en el inmenso mapa galáctico con instrumentos más sensibles y exactos. ¿El resultado? El objeto desapareció.
Un misterio que desconcierta a los astrónomos y que no tiene explicación sencilla
Seguro que existe una explicación para este fenómeno, pero los responsables de este estudio y su vigilancia aún no han sido capaces de discernir a qué se enfrentan o qué están analizando en concreto. "La propiedad más extraña de esta nueva señal es que tiene una polarización muy alta. Esto significa que su luz oscila en una sola dirección, pero esa dirección rota con el tiempo", ha remarcado Ziteng Wang, astrofísico de la Universidad de Sídney y autor principal del nuevo estudio.
Su análisis, del que se han hecho eco medios australianos y académicos, demuestra que las ondas de radio se dirigían a la Tierra de forma intermitente, sin ningún tipo de ritmo o patrón. Pero cuando fueron detectadas, el rastro de las mismas se desvaneció por completo.
En 2020, las señales fueron descubiertas por el sistema Pathfinder de matriz cientos de kilómetros cuadrados en Australia con 130.000 antenas, el llamado ASKAP, un radiotelescopio realmente remoto y apartado, de ahí que cuando se detectó la señala se le bautizó como ASKAP J173608.2-321635 por el telescopio que lo encontró y sus coordenadas concretas en el firmamento. La señal que han captado estos científicos durante mediados de 2019 y todo de 2020 era una muy polarizada, es decir, la orientación de la oscilación de la onda electromagnética estaba torcida, tanto lineal como circularmente. "Este objeto fue único en el sentido de que comenzó siendo invisible, se volvió brillante, se desvaneció y después reapareció. Este comportamiento fue extraordinario", ha apuntillado Tara Murphy, astrofísica de la Universidad de Sídney y coautora del artículo.
Los astrónomos australianos intentaron localizarlo sin éxito, comunicándose con otros equipos dispersos alrededor del mundo. Si bien lograron encontrar restos de su llamado, ASKAP J173608.2-321635 pronto desapareció por completo sin dejar rastro. "En cuanto a por qué una fuente dejaría de emitir, podría ser algo relacionado con inestabilidades en el campo magnético. Los campos magnéticos pueden enredarse y después liberar energía en ráfagas", dijo David Kaplan, ha explicado también otro de los coautores del artículo y astrofísico de la Universidad de Wisconsin-Milwaukee, en un correo electrónico al citado medio. Según Kaplan, el fenómeno podría ser propio de un cuerpo celeste solar, similar al de una estrella, que se enciende y apaga cada cierto tiempo pese a que está en constante combustión. En otras palabras, este astrónomo cree que podría ser una suerte de llamarada solar.
Otros autores y expertos creen que son los llamados Transitorios de Radio del Centro Galáctico, unos elementos emisores de radio alrededor del centro de la Vía Láctea que no tienen una identidad determinada. Esto ha alertado a muchos partidarios de las teorías de la conspiración, que creen que se son objetos dejados por civilizaciones alienígenas o incluso seres de otros mundos que están intentando mandar mensajes a la Tierra con intenciones desconocidas. ¿Y si es un púlsar? Podría ser. Este tipo de objetos celestes, estrellas muertas y giratorias cuyo brillo varía cada poco tiempo, podría encajarse dentro de algunas de las características. Sin embargo, su brillo no es regular, y hay una falta de ondas electromagnéticas preocupantes. En cualquier caso, podría ser algún tipo de anomalía estelar.