Las mascarillas se han convertido en un elemento indispensable tras la irrupción del coronavirus en nuestras vidas. A lo largo de los meses, las mascarillas quirúrgicas o higiénicas y las FFP2 se han transformado en accesorios básicos para nuestro a día a día, siendo obligatorias en muchos espacios y necesarias para nuestra protección frente al virus. Sin embargo, y aunque son muy efectivas contra una enfermedad que nos infecta por aerosoles, queda camino por recorrer. Las mascarillas actuales generan problemas secundarios, como gafas empañadas, problemas de vacío -no encajan bien en todos los rostros- e incluso producen irritación en la piel. EE.UU quiere acabar con todo esto, y en plena campaña de vacunación masiva, ha abierto un concurso para el diseño de la mascarilla perfecta.
Protección y comodidad: el gran reto de los diseñadores de la mejor mascarilla
Estados Unidos quiere diseñar una mascarilla que reúna todo lo bueno de las FFP2 y de las protecciones de tela homologada que podemos ver a día de hoy en nuestras calles y espacios públicos. Según se hace eco Hipertextual, la Autoridad de Investigación y Desarrollo Biomédico Avanzado (BARDA en inglés) del gobierno de EE.UU.
quiere buscar un punto intermedio que permita a los ciudadanos protegerse con garantías y cierta comodidad. Para ello, ha decidido convocar un concurso enorme, prometiendo recompensas de hasta 500.000 dólares por el desarrollo de un tipo de mascarilla que mejore la comodidad de las actuales versiones disponibles en el mercado y que además brinde protección extra a sus portadores.
En colaboración con el Instituto Nacional de Seguridad y Salud Ocupacional han diseñado el llamado Desafío de Innovación de Mascarillas: Construyendo la Mascarilla del Mañana, un proyecto que buscará recoger el talento de millones de científicos y diseñadores estadounidenses de cara a un desafío más de los que nos está planteando constantemente la pandemia de coronavirus. Eso sí, no creáis que se trata de un concurso sin garantías sanitarias. Los estándares y requisitos para participar y obtener éxito en esta campaña son muy exigentes. Uno de ellos destaca que la mascarilla que se presente debe ser efectiva durante un uso prolongado y extendido en el tiempo, algo en lo que las quirúrgicas y los modelos FFP2 flaquean luego de entre cuatro y ocho horas de protección continuada. Además, debe ser compatible con la fabricación masiva y tiene que ofrecer un precio final asequible para el gran público una vez llegue a las tiendas.
El concurso tendrá dos grandes fases diferenciadas, una centrada en el diseño y el confort, intentando mejorar versiones ya existentes de las mascarillas más comunes y garantizando su viabilidad en numerosas situaciones diarias. Las propuestas también tendrán que tomar de base modelos disponibles en el mercado, mejorando sus cualidades estéticas y ergonómicas, escogiendo si es necesario mejores materiales y promoviendo mejores tecnologías de fabricación o distribución. Si se es especialmente detallado en el proceso de diseño, uso y fabricación, el jurado lo tendrá en cuenta. En esta fase se seleccionarán a 10 ganadores y cada uno recibirá un premio de 10.000 dólares que servirá para la construcción de un prototipo final. La segunda fase pondrá a prueba este concepto en distintos escenarios, siendo evaluado por las autoridades sanitarias y buscando que, al contrario que en la primera fase, se quiere que el nuevo modelo resultante no se parezca en nada a las soluciones ya existentes. Los prototipos físicos seleccionados y premiados obtendrán un premio de 400.000 dólares que se dividirá entre cinco ganadores finales. La fecha límite para inscribirse en este concurso es el 21 de abril.
En las últimas semanas hemos asistido a una aceleración del ritmo de vacunación en multitud de países, que se afanan por inmunizar a su población para así frenar al coronavirus. Si bien las vacunas han demostrado ser efectivas y reducir el ritmo de transmisión y de mortalidad de la COVID-19, aún queda mucho por delante. Los principales países quieren que se sigan respetando ciertas normas sanitarias para evitar rebrotes y propagaciones masivas que nos devuelvan a la temida casilla de salida. En este aspecto, el desarrollo de medidas de contingencia y protección como el de nuevas mascarillas, es vital. Hollywood ya puso su granito de arena pero todavía queda mucho que hacer, pues los escándalos siguen sucediéndose constantemente.