El mundo de los videojuegos no cuenta con pocos mandos y periféricos realmente extraños. Precisamente los mandos han evolucionado mucho desde aquellos joysticks prácticamente prehistóricos hasta los actuales, que ofrecen tecnología de control de movimiento e incluso tecnología háptica como en PS5 (que ahora podemos probar de otra manera con prendas que transmiten sensaciones). Pero desde la llegada del stick analógico a los mandos, llegó también la maldición del drift.
Para los que desconozcan el término, que realmente sabéis lo que es aunque no conozcáis la palabra, se refiere al fenómeno por el cual parece que uno de los sticks tiene "vida propia"; moviéndose sin tocarlo. Pero, ¿qué causa realmente el drift y cómo puede solucionarse?
¿Cuáles son las causas habituales del drift?
Como decíamos arriba, el drift es la situación en la que un stick "se mueve" sin que lo toquemos. Con las funciones habituales que suelen darse a estos dispositivos, esto implica que nuestro personaje se mueva en una dirección, en los menús pasen opciones sin que queramos o la cámara vaya girando sin nuestra interacción. Este suceso se puede deber a varios factores.
En términos generales, lógicamente se trata de un mal funcionamiento del stick que mantiene ese movimiento no deseado. Este mal funcionamiento puede tener su origen en diversos factores. Por ejemplo, todos recordamos el infame caso de los joycon de Nintendo Switch, propensos a este problema. En este caso en concreto, la conclusión fue que se debía a un fallo de diseño en su circuitería de plástico, que conllevaba un desgaste de los puntos de contacto del mando y que derivaba en el drift.
Pero esto no es lo más habitual, y el error tiende a deberse a dos elementos habituales: acumulación de suciedad o el propio desgaste del mando. Existe, eso sí, una tercera posibilidad y es por software. Asegúrate de que tu mando está actualizado, tu propia consola te avisará de cuándo hay algún update disponible y, en el caso de ser del mando, lo hará con regularidad si no lo tienes al día. Pero vamos con los dos problemas que mencionábamos.
Debido precisamente al diseño general de todos los sticks analógicos, queda un pequeño espacio entre su superficie y el mando, es decir, una pequeña abertura. Por este espacio puede acumularse suciedad, que va desde el polvo en el ambiente hasta residuos de nuestras propias manos (el propio aceite o sudor de las manos, no hace falta tenerlas llenas de doritos para que esto suceda).
Al entrar estos residuos por el espacio mencionado y acumularse, provocan el mal funcionamiento que todos conocemos.
Después está el del desgaste del mando. Como cualquier aparato de tecnología, los mandos tienen una vida útil, es decir, una media de horas en las que el dispositivo funcionará de manera correcta antes de empezar a dar problemas.
¿Cómo saber si un mando tiene drift por suciedad o por desgaste? Bueno, aunque siempre viene bien la opinión de un profesional, existe un método sencillo aunque no infalible para diferenciarlo y se trata de ver la resistencia del stick a empujarse. Si mantiene la tensión al tocarlo un poco con el dedo, casi con toda seguridad será un tema de suciedad, pero si ves que se mueve de manera notable sin apenas empujarlo, puedes apostar a que será desgaste.
¿Cómo se puede arreglar el drift de un mando?
De nuevo, os recordamos que nada como un servicio técnico de confianza. Recordad que todo tiene un período de garantía y deberíais conservar cajas y tickets o facturas de compra de cara a solicitar reembolsos, devoluciones o cambios. Pero sí que hay cosas que se pueden hacer para solucionarlo.
Si sois un poco manitas os podéis atrever a desmontar el mando, y limpiar con más facilidad la zona del stick analógico (preferiblemente con un bastoncillo para los oídos con una gotita de alcohol o bien un paño de microfibra). Sin embargo, es una opción no apta en todos los mandos por motivos de diseño, o que directamente no os atreváis a hacerlo por miedo a no poder volver a colocar todo en su sitio.
En este caso, nos encontramos dos opciones: una de limpieza fundamental y otra "de truco". La primera consiste en limpiar con cuidado (de nuevo, un bastoncillo para los oídos será vuestro amigo) la zona de la ranura entre el stick y el mando que mencionábamos antes. Puedes ir girando el stick para acceder al máximo de superficie posible. Después, con un bote de aire comprimido, aplica un poco en el mismo espacio con la boquilla que traen habitualmente estos botes.
La segunda opción consiste en pulsar el stick (todos los controles actuales traen esta función, los conocidos L3 y R3) hasta escuchar el "click" y, con él pulsado, girar durante un minuto en cada dirección. Esto tiende a mover la posible suciedad del borde no visible del stick, que se desplazaría a zonas donde no sea un estorbo pero, por razones lógicas, no es un sistema infalible.
Más complicado es cuando el problema sea mecánico, porque requerirá de sustituir piezas o cambiar el mando. Ahí no hay trucos que valgan: si no sabes lo que haces o cuentas con alguien que te ayude, vas a terminar por comprar un mando.
En cualquier caso, recordad siempre que a la larga, el drift aparecerá en algún momento por puro desgaste. Es un problema inevitable, pero si lleváis a cabo un mantenimiento básico de limpieza e higiene (la que tendríais a la hora de coger cualquier cosa, es decir, no tener las manos sucias y limpiarlas si sudáis mucho); podréis retrasar su aparición por acumulación de polvo y residuos.