Redfall, el shooter con vampiros de Arkane Austin, es para muchos jugadores una de las mayores decepciones a las que se han enfrentado este año. El título recibió multitud de críticas por sus fallos técnicos y su jugabilidad poco atractiva, algo que hizo que no pocos usuarios cargasen duramente contra él en redes sociales, foros de videojuegos y otras plataformas. El revuelo fue tal que hasta la propia Xbox tuvo que disculparse por el estado en el que se estrenó el videojuego, aunque no ha sido hasta ahora que se han compartido algunos detalles para entender por qué el juego se lanzó al mercado en esas condiciones.
El proyecto se enfrentó a "una dirección poco clara, desgaste frecuente y una falta perenne de personal", ha comentado un grupo conformado por más de una docena de personas anónimas que trabajaron en el juego a Bloomberg.
Al parecer, el desarrollo de Redfall comenzó en 2018, un momento en el que ZeniMax buscaba ser adquirida y, para "generar ingresos más allá de las ventas iniciales", estaba buscando crear "juegos como servicio".
En un inicio, los directores Harvey Smith y Ricardo decidieron crear "un un juego multijugador en el que los usuarios se aliaran para luchar contra vampiros y quizá pagar por mejoras cosméticas ocasionales", algo que desconcertó a parte del equipo de Arkane, ya que como bien sabréis es un estudio que se caracteriza por sus simuladores inmersivos. Ambos directores estaban entusiasmados con la idea, pero no ofrecieron una dirección clara para el proyecto. "Los miembros del equipo dijeron que, con el tiempo, se sintieron frustrados por las frecuentes referencias cambiantes de la dirección a otros juegos, como Far Cry y Borderlands, que dejaban a cada departamento con ideas distintas de lo que estaban haciendo exactamente", podemos leer en el informe de Bloomberg.
Una falta de personal alarmante y unos sueldos inferiores a los de la media
Más allá de la falta de un enfoque claro, la falta de personal fue otro de los grandes lastres durante el desarrollo. Justo cuando Arkane Austin empezó a trabajar en el juego, el equipo estaba conformado por menos de cien personas, aunque este número se redujo considerablemente porque muchos de los veteranos no querían trabajar en un multijugador. Se estima que cerca del 70 % del equipo que trabajó en Prey se marchó de la desarrolladora después de que concluyese el desarrollo de Redfall.
Para más inri, que ZeniMax se hubiera ganado la mala reputación de pagar "salarios inferiores a la media" no fue de gran ayuda a la hora de contratar a nuevos desarrolladores para sustituir a los que se estaban marchando. Por si fuera poco, dado que el juego todavía no se había anunciado cuando empezaron a irse múltiples trabajadores, "el estudio no podía describir sus detalles a los posibles empleados, una situación que agravó los problemas de personal, según fuentes familiarizadas con el proceso". Pese a que se buscaban a candidatos con experiencia en títulos multijugador, muchos se presentaban porque querían "trabajar en simuladores inmersivos para un solo jugador".
