Game Boy Micro es una consola extraña. Su tamaño, en ciertas manos, hace difícil jugar con ella. Al contrario que las anteriores máquinas de la gama Game Boy Advance, no tiene retrocompatibilidad con Game Boy y Game Boy Color. Sin embargo, su pantalla retroiluminada es mejor que la de Game Boy Advance SP, y gracias a sus apenas dos pulgadas se ve muy nítida. Sus bajas ventas (2,42 millones) están motivadas por lo extraño del concepto, porque la sucesora Nintendo DS se lanzó unos meses antes, y porque fuera de las oficinas japonesas de Nintendo no tuvieron constancia de la existencia del aparato hasta apenas unos trimestres antes del lanzamiento, según explica el expresidente de Nintendo of America (NOA), Reggie Fils-Aimé, en un extracto publicado por VGC de su libro Disrupting the Game: From the Bronx to the Top of Nintendo.
Fils-Aimé era en 2005 vicepresidente ejecutivo de ventas y marketing de la división norteamericana de Nintendo. Si bien Nintendo DS llegó a España en marzo de 2005, en Estados Unidos se estrenó en noviembre de 2004. Por lo tanto, la compañía estadounidense quería quitarse de en medio las Game Boy Advance que quedaban con una campaña promocional en el Black Friday de 2005 y posteriormente centrarse en la portátil de doble pantalla. Sin embargo, a principios de ese año y ya habiendo hecho los planes para liberar inventario de GBA, se enteraron de que quedaba otra portátil de esa gama por llegar al mercado: Game Boy Micro.
El ejecutivo dice que miembros de Nintendo of America encargados de las operaciones y del desarrollo de productos con lazos con las oficinas centrales en Japón conocían desde "mucho antes" la existencia del aparato, pero él, encargado de ventas y marketing, no. "Desde mi perspectiva, el concepto de Game Boy Micro era imposible", argumenta, achacándolo a la dificultad para un adulto para pulsar los botones y por tener una pantalla todavía más pequeña en una época en la que las pantallas iban a más.
"Pero el desarrollo de este hardware había continuado y ahora estábamos obligados a lanzar el sistema", escribe Fils-Aimé, quien también recrea una conversación con otros ejecutivos (Don James y Mike Fukuda) de la rama americana. "Deberíamos haber estado todos de acuerdo en que este producto sería una distracción para nosotros en nuestro mercado y, o bien no introducirlo aquí, o bien hacer que se terminara como proyecto a nivel global. Trabajando juntos podríamos haber tenido un resultado diferente", les dijo.
El caso de Game Boy Micro cambió la forma de trabajar de NOA
El carismático expresidente de NOA explica que su objetivo no era "regañarles", sino dejar ver que los distintos equipos de la compañía estaban operando en "silos", aislados unos de otros, lo que hacía "ineficaz" la gestión de proyectos de la marca desde el punto de vista del marketing. Fils-Aimé asegura que Game Boy Micro fue "un momento de aprendizaje". Cuando llegó a ser presidente introdujo "reuniones semanales" con los distintos equipos directivos en las que se analizaban las prioridades de la compañía.
La compañía se benefició, dice, pues acabaron las quejas, la información se compartía más rápidamente y las iniciativas de la marca se llevaban a cabo más rápido. "Conforme comenzábamos un nuevo año fiscal alineábamos las prioridades del siguiente año. Esto aseguraba la concordancia en toda la compañía", narra Fils-Aimé. "Y compartía estas prioridades con Mr. [Satoru] Iwata para dar forma a las prioridades de Nintendo en general para el año siguiente".