Ayer salió a la luz que el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammed bin Salman bin Abdulaziz Al Saud, había adquirido el 33,3% de la firma japonesa SNK a través de una empresa saudita llamada Electronic Games Development Company (EGDC), convirtiéndose así en el accionista mayoritario. Hoy la fundación solidaria del príncipe ha confirmado la compra de las acciones en su página web oficial, desvelando la cantidad abonada y sus planes por hacerse con más acciones.
La compra de ese paquete del 33,3% de acciones fue realizada por la Mohammad bin Salman Charity Foundation, que a su vez es la dueña de Electronic Games Development Company. El príncipe heredero es el único subsidiario de ambas.
La fundación ha desvelado también que la compra se ha realizado por unos 813 millones de riyal, la moneda de Arabia Saudí, lo que al cambio estaríamos hablando de más de 181,6 millones de euros. Esta adquisición ha aumentado el valor de SNK a más de 560 millones de euros.
El príncipe de Arabia Saudí tendrá el 51% de las acciones de SNK
En el acuerdo de compra se establece también que la fundación del príncipe heredero de Arabia Saudí va a comprar el porcentaje de acciones necesarias para alcanzar el 51% de accionariado y convertirse no sólo en el accionista mayoritario, sino también en quien pueda tomar las decisiones de forma unánime en la compañía de videojuegos. Cabe recordar que el objetivo de esta compra es el de diversificar la economía del país a través del programa Saudi Vision 2030, que busca que Arabia Saudí deje de depender del petróleo potenciando industrias como la tecnológica o la del turismo.
Gracias a esta compra, SNK ha subido en la bolsa surcoreana, aunque desde Game Industry apuntan a una posible caída de sus acciones debido a la mala reputación que tiene Arabia Saudí en las relaciones internacionales: el propio príncipe heredero está acusado de crímenes de asesinato y tortura, mientras que el país todavía prohíbe la homosexualidad con sanciones que pueden llegar hasta la pena de muerte.
SNK, por su parte, es la compañía propietaria de franquicias con tan buena imagen como Samurai Shodown, Metal Slug y King of Fighters y desde 2015 hasta ahora era propiedad de un grupo de inversores chinos.