Godfall, uno de los primeros juegos para PS5, aprovechará la vibración háptica del pad Dualsense para efectos como una mejor sensación de las armas, según explica su director Keith Lee a GameSpot. Esto permitirá mejorar la experiencia durante los combates de este título de Counterplay Games que toma como fuente de inspiración las novelas de la saga El archivo de las tormentas de Brandon Sanderson.
"Lo emocionante del DualSense es que tiene vibración estéreo, y la resistencia de los gatillos, así que una de las cosas que puedes crear, por primera vez, la sensación del arma golpeando otra y cómo resuena", dice el texto.
Otra posibilidad es notar el tipo de terreno por el que se desliza el personaje, sea grava, arena o agua, "la manera en que funciona la vibración realmente sienta como esas superficies. Es más potente para crear la experiencia".
Godfall es un título hack and slash donde los jugadores podrán desbloquear diferentes armaduras valorianas durante el juego, subir de nivel, aprender nuevas habilidades y decide si la lucha es en solitario o con amigos en el modo PVE cooperativo online para hasta tres jugadores. Se inspira en sus diferentes mecánicas -combate, botín, cooperación- en Dark Souls, Monster Hunter y Destiny.
La evolución del DualShock
Gracias a la vibración háptica del DualSense los juegos serán capaces de transmitir mejor los detalles del tacto de armas y superficies. Algunos ejemplos son la resistencia del gatillo de una escopeta, la tensión de una cuerda del arco o el tipo de terreno por el que pasa un vehículo.
Hay más características incorporadas al DualSense, como un altavoz mejorado respecto al DualShock 4, una batería de más capacidad, un micrófono que nos permitirá hablar con nuestros amigos sin necesidad de utilizar auriculares, y se mantiene el panel táctil. El botón SHARE será sustituido por un nuevo botón llamado CREATE, aunque en este caso no se han comentado las diferencias; una patente dejó caer que podría servir para crear demos jugables y animar a otros usuarios a que superasen nuestros récords o hazañas, aunque no todas las patentes terminan por hacerse realidad.