Sus creadores explican cómo se gestó The Red Strings Club

El estudio valenciano Deconstructeam y Nintendo presentan el port a Nintendo Switch.
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The Red Strings Club fue uno de los juegos españoles mejor valorados del año pasado y cosechó numerosos premios al tiempo que recibía las bendiciones del público y la crítica de todo el mundo. El estudio valenciano Deconstructeam preparó una extraña combinación de tres propuestas diferentes (el uso de la alfarería para crear implantes cibernéticos, la fabricación de cócteles y la suplantación de voces al teléfono) con una historia con ambientación ciberpunk que hablaba de una corporación que buscaba eliminar las emociones más intensas del ser humano despertó emociones en los jugadores y les hizo cuestionarse su propias decisiones morales.

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Uno de quienes se quedó fascinado por el juego fue Emeric Thoa (del estudio The Game Bakers, autor de Furi), quien propuso a Deconstructeam encargarse de llevar el juego a Nintendo Switch. "Yo no daba un duro por los controles con el mando, pero se juega mejor que con el ratón porque no lo he programado yo", bromeaba ayer en el presentación de la versión de consola Jordi de Paco, director creativo de Deconstructeam y uno de los tres miembros del estudio junto a la encargada de la música y el diseño de sonido Paula Ruiz y a la artista Marina González.

En The Red Strings Club no es fácil elegir y, a veces, estas decisiones se retuercen para que el jugador se replantee sus convicciones; según De Paco, "no quería que se sintiera como una visual novel, sino que siempre te haga pensar. Lo valioso es el momento en que estás pensando, lo que pasa por tu cabeza. El juego está pensado para ir en tu contra, para ir pinchándote".

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Cómo una pastilla puede cambiar la personalidad

De Paco explicó que lo que tenía en mente al escribir la historia del juego era "el odio en internet, estaba saturado de ese odio, de lo polarizadas que estaban las opiniones. Hoy día todo está más polarizado y me preguntaba cómo evolucionaría la sociedad si eliminamos esas opiniones extremas. Además, personas cercanas a mí habían empezado a tomar antidepresivos, yo no taba que había cambiado su personalidad y era una forma de magnificar cómo esas sustancias que tenemos hoy día controlan nuestras emociones y las conductas". El director creativo añadió que la idea de los hilos rojos proceden de la mitología china "que dice que hay personas que tienen como un hilo rojo alrededor del dedo que va hasta otra persona y que puede estirarse y encogerse, pero nunca romperse, y esas personas están destinadas a encontrarse".

El método de trabajo de Deconstructeam es crear ideas en las jam: "Hacer videojuegos es difícil y normalmente salen mal. Hacemos muchos y la mayoría no salen bien, pero es más fácil recuperarse de proyectos que duran dos semanas o una game jam y de ahí salen ideas" dijo De Paco.

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El primer juego que comercializó Deconstructeam fue Gods Will Be Watching. De Paco recordó que, tras el éxito que logró el estudio (vendió más de 300.000 u nidades) decidieron desarrollar algo más grande, ampliaron el equipo a siete personas y alquilaron una oficina. Un año después se había terminado el dinero y decidieron cancelar el proyecto. Decidieron entonces revisar la docena de juegos que habían creado en las jams y elegir las ideas que más les habían gustado y ver cómo podían desarrollarlas.

Deconstructeam aprendió de la experiencia anterior y en este último año sus componentes se han dedicado a prototipar ideas para ver cómo funcionan "sin lastres comerciales, nos hemos dedicado un año a hacer lo que nos gusta: disfrutar de la creatividad", señaló De Paco.

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Un 44% de los jugadores han terminado The Red Strings Club

Analizar cómo había sido el primer juego comercial del estudio les llevó también a plantear las historias y el reto de jugar de otra forma; Gods Will be Watching era un juego difícil y solo 10.000 de las 300.000 personas que lo compraron llegaron a terminarlo, lo que supone un 3% "y si estás jugando a algo con carga narrativa es frustrante no terminarlo, incluso puedes estar contando algo contrario a lo que quieres decir. Por eso decidimos hacer juegos más fáciles, que el estímulo para jugar no venga por el lado del desafío, sino por el emocional", expone De Paco. Y lo han logrado, ya que el 44% de quienes han jugado The Red Strings Club han visto alguno de los finales posibles.

En aquellos prototipos iniciales que terminaron siendo los fundamentos de The Red Strings Club ya estaba el estilo píxel art característico de González de inspiración ciberpunk en la mayoría de los escenarios y que cambia en el bar en el que transcurre buena parte de la historia, "quería que fuera un refugio en el que te pudieras olvidar de lo que te rodea, algo más tipo madera y cálido", dice la artista, y cita como referencia al manga "Bartender" en el que se habla de la filosofía aplicada a la creación de cócteles.

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De Psyco-Pass a Eduardo Punset

Ruiz trabajó en la música durante los meses de desarrollo "para ir probando lo que funciona. Se va puliendo poco a poco", sostuvo en la presentación. El único momento con unas melodías ciberpunk son el taller de creación de implantes "pero el resto es un refugio de una vida pasada", añade. De Paco cita entre sus influencias el anime "Psyco-Pass", la obra de William Gibson y el libro ·El viaje a la vida" de Eduardo Punset, del que tomó el concepto de neuronas espejo para pasarlo al ciberpunk convertido en un algoritmo.

Los miembros de Deconstructeam recordaron cómo el estudio empezó con la decisión de De Paco de desarrollar videojuegos en solitario "porque en el pasado me había juntado con gente y salía mal, así que pensé en hacerlo yo solo en gamejams, y se convirtió en algo adictivo, pero no tengo talento artístico ni musical". En ese punto se unió González para dar cuerpo a la jugabilidad y las historias del director creativo y, más adelante, Ruiz vio el trabajo de ambos en un foro y se convirtió en la tercera integrante del estudio.

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Para sacar adelante Gods Will Be Watching el estudio recurrió a la microfinanciación en Indiegogo y, aunque logró la financiación prevista, fue una experiencia tan estresante que parece poco probable que recurran a este sistema. Su segundo juego comercial fue editado por Devolver Digital, con la que De Paco se mostró encantado: "se preocupan de que a nivel emocional estemos bien para que la creatividad fluya" frente a otras empresas que buscan más productividad e imponen plazos.

Deconstructeam es uno de los mejores representantes de la que ya se considera segunda era dorada del desarrollo de videojuegos español, aunque sus miembros matizan que se trata de una época dorada en creatividad porque el 87% de las empresas no genera beneficios: "Somos de la poca gente que vive de los videojuegos y nosotros nos lo podemos permitir porque vivimos los tres juntos y no llevamos una vida loca".

Sara Borondo
Redactora

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Más sobre The Red Strings Club

The Red Strings Club es un videojuego de aventura gráfica y simulación en 2D de los creadores de Gods Will Be Watching. Siguiendo con la tónica pixel art, The Red Strings Club nos trasladará a un futuro no demasiado lejano en el que una mega corporación, Supercontinent, desarrolla un sistema que elimina el miedo, la ira y la depresión la sociedad. Sin embargo, el dueño de un pequeño bar oculto y un hacker freelance deciden hacer caso omiso a esa peligrosa medida y seguir continuar con su negocio, ajenos a los peligrosos avances tecnológicos que parecen borrar y lavar el cerebro.

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