Si hay algo por lo que siempre se ha caracterizado Will Wright es por su enorme creatividad y su gusto por lo experimental, tal y como bien demuestra el legado que ha dejado a la industria de los videojuegos.
El salto a la fama
Su salto a la fama se produjo en 1989 con el lanzamiento de SimCity para Commodore Amiga y Macintosh, la primera entrega de esta mítica saga de estrategia y gestión de ciudades.
Como podréis suponer por el año de estreno, su llegada al mercado supuso toda una revolución para la industria y a día de hoy sigue siendo uno de los títulos más influyentes de la historia, lo que no es de extrañar si tenemos en cuenta que prácticamente creó un género en sí mismo.
Otro detalle muy interesante es que se trata del primer videojuego de Maxis, compañía que ayudó a cofundar en 1987 y que se acabaría convirtiendo en uno de los estudios más icónicos de la industria.
Con este primer bombazo (huelga decir que fue todo un éxito tanto de crítica como de público), Wright pasó a convertirse en una de las figuras más mediáticas del sector, por lo que era muy habitual verlo protagonizar portadas y artículos en las revistas de la época.
Todo el mundo quería saber más de él y de sus próximos proyectos, y el creativo sabía cómo contentar a su público con interesantes declaraciones. Con sus siguientes juegos intentó ir un paso más allá y nos dejó obras como SimEarth o SimAnt (sí, un simulador de gestionar y desarrollar el planeta Tierra y otro de hacer lo propio con una colonia de hormigas).
Como podréis intuir, a Wright siempre le ha interesado muchísimo crear este tipo de experiencias, aunque los años pasaban y no conseguía replicar el éxito de SimCity, lo que acabó llevando a Maxis a una situación financiera muy delicada. El resultado de esto es bien conocido por todos: EA compró la compañía en 1997.
EA y Los Sims
Curiosamente, fue en este momento cuando pudo dar forma a una idea que llevaba rondándole desde principios de los años 90 y que se acabaría convirtiendo en el mayor éxito comercial de toda su carrera. Por supuesto, hablamos de Los Sims.
Mientras que la junta directiva de Maxis creía que estaba loco por querer hacer un videojuego basado en la idea de gestionar una especie de casa de muñecas interactiva (pensaban que las chicas no jugaban a videojuegos y que, por tanto, algo así no tenía posibilidad alguna de triunfar), en EA sí que decidieron darle un voto de confianza y apostar por este proyecto de Wright.
Dicho y hecho, en el año 2000 Los Sims llegó al mercado para convertirse, además de en el primer videojuego de simulación de vida social, en uno de los juegos de PC más vendidos de todos los tiempos e iniciar una saga que ha generado ya más de mil millones de dólares.
Spore y la polémica del DRM
Si siguiente título completamente nuevo fue Spore, un ambicioso proyecto que vio la luz del día en 2008 y en el que podíamos controlar la creación y evolución de numerosas y extrañas criaturas desde sus mismos inicios como microorganismos.
No fue tan exitoso como Los Sims, pero cosechó buenas ventas y convenció a la mayoría de la crítica por su originalidad, aunque se vio envuelto en una fuerte polémica por su uso de SecuROM para impedir la piratería, un sistema de DRM muy agresivo y que traía consigo numerosos inconvenientes y dolores de cabeza para el usuario, como la imposibilidad de registrar el juego en más de tres ordenadores distintos (límite que se amplió a cinco posteriormente) con una misma clave de producto.
La marcha de Maxis
Wright abandonó Maxis en 2009, momento en el que desapareció del ojo público y su presencia en los medios bajó drásticamente. En esta nueva etapa de su vida fundó Stupid Fun Club, una compañía de desarrollo centrada en la creación de experiencias de entretenimiento experimentales, abarcando también otros medios además de los videojuegos.
Su mayor éxito fue Bar Karma, una serie para TV que se emitió en Current TV y en la que los espectadores iban dando forma a la historia entre todos a través de una herramienta interactiva creada por Wright en la que podían votar las elecciones que tomaría el protagonista cuando se encontrase ante un dilema moral.
Sin embargo, Stupid Fun Club acabó cerrando sus puertas en tan solo cuatro años. Desde entonces, el creativo se ha dedicado únicamente a dar conferencias y charlas, y crear cursillos de diseño de videojuegos... o eso creíamos hasta el año pasado, cuando nos sorprendió a todos con el anuncio de Proxi, el que será su primer juego en más de diez años.
Proxi, su próximo videojuego
Actualmente sigue trabajando en él junto a Gallium Artists y su estreno está previsto para finales de este mismo año. Según explicó, se tratará de una aplicación para móviles en la que tendremos que desarrollar una inteligencia artificial usando recuerdos e interconectando conceptos para personalizarla a nuestro gusto y que desarrolle su propia personalidad.
La premisa no podría resultarnos más interesante, aunque, por desgracia, no se sabe mucho más sobre el proyecto, por lo que tendremos que esperar a que nos den más información para conocer exactamente cómo funcionará y lo que podemos hacer con esta IA. ¿Conseguirá replicar con Proxi sus éxitos pasados? Pronto lo sabremos.
