Elon Musk, el filántropo fundador de Tesla y Space X, y el ingeniero detrás del método de pago por internet PayPal, tuvo un pasado como desarrollador de videojuegos. Antes de fabricar lanzallamas y declarar su amor por God of War, Musk estuvo trabajando en la industria como programador en una pequeña compañía.
La carrera olvidada de Elon Musk
Ha sido el youtuber Scott Manley, a través de NeoGaf y YouTube, el que ha repasado la trayectoria de Elon Musk en la industria del ocio digital. Antes de involucrarse en otras empresas, Musk estuvo trabajando en la década de los años noventa en la desarrolladora Rocket Science Games, un pequeño estudio que publicó varios títulos en PC y consolas.
Su nombre aparece en los créditos de Cadillacs & Dinosaurs: The Second Cataclysm, Loadstar: The Legend of Tully Bodine y Rocket Jockey, y los que pudieron trabajar con él, destacan que nunca aceptó de buen grado ceñirse a una sola tarea. "Lo contratamos para que escribiera el código más básico en estos videojuegos" comenta Peter Barrett, co-fundador de Rocket Science Games. "Era muy obstinado y tranquilo", añade Barret. "Después de un tiempo en el estudio, no creo que nadie le diera una tarea concreta, y al final acabó involucrándose en aquello que quería hacer", comenta.
Durante su estancia en Rocket Science Games, Musk estuvo trabajando y programando código para realizar ciertas peripecias en el hardware de la época. Su tarea estuvo relacionado de forma directa con la manera en la que los servicios, el juego y el propio hardware en el que se reproducía se relacionaban y encontró formas muy curiosas de sacarle el máximo partido. "Básicamente intenté aplicar alguna forma de cómo podíamos exprimir cosas como la multitarea y demás, no sé, leer un vídeo grabado en el CD mientras el videojuego estaba funcionando al mismo tiempo", comentaba Musk.
La relación con los videojuegos de Elon Musk se remonta incluso a su infancia. En 1984, con apenas 12 años, programó y diseñó Blastar, un pequeño shooter que fue publicado en una revista de tecnología de la época en Sudáfrica y que le valió la oportunidad de ganar 500 dólares y hacerse un nombre en la comunidad del sector. De diseñar un videojuego de naves a construirlas en la vida real. Casi nada.
