¿Qué está pasando con Ubisoft? Analizamos en detalle la crisis de la compañía francesa
En la mañana de este martes 4 de abril nos hemos despertado con la noticia de que Ubisoft ha cerrado sus oficinas de ventas, publicación y promoción en España y otros países europeos como parte de una reestructuración que sigue en curso. La situación no afecta al estudio de desarrollo Ubisoft Barcelona (Rainbow Six Siege, Beyond Good & Evil 2 y otros títulos por anunciar), y se puede enmarcar en una tendencia seguida por muchas empresas internacionales para aunar los esfuerzos de publicidad y de distribución en una única filial continental o regional, como ha ocurrido con compañías de videojuegos como SEGA y 2K.
Pero la situación de Ubisoft va más allá: rebajas de sus previsiones financieras, la percepción entre los jugadores de que sus títulos son muy similares, el intento de hacer que todos sus productos sean juegos como servicio y el distanciamiento que esto provoca entre su público habitual, las cancelaciones constantes de proyectos e incluso de títulos publicados como Hyper Scape, la apuesta por los divisivos NFT, y por supuesto, el proceso de cambio cultural interno motivado por las acusaciones de acoso, abuso y discriminación que surgieron hace tres años. Que Yves Guillemot, director ejecutivo de la empresa, se recortara el sueldo un 30 % a mediados de 2022 es buena medida de la problemática.
Patinazos en ventas
Fue en 2019 cuando muchos se empezaron a preguntar qué pasaba con el estudio de Assassin's Creed y de Rayman. En ese año la compañía se pegó dos grandes batacazos. El primero, de ventas, con The Division 2. El segundo, además de ventas, también de crítica: Tom Clancy's Ghost Recon Breakpoint. Los malos resultados financieros provocaron que las acciones de Ubisoft bajaran hasta los 10 euros aproximadamente, casi la mitad de lo que valían en 2018 (en el momento de escribir este artículo están en 23,75 €).
A principios de este año publicaron un informe financiero revelador. Si bien los ingresos por ventas en el tercer trimestre del año fiscal (hasta el 31 de diciembre de 2022) aumentaron un 6,1 % hasta los 1500 millones de euros, los ingresos netos disminuyeron un 2,6 % hasta los 1430 millones. Hay una cifra que reflejaba un problema a largo plazo, o de percepción de sus títulos: una reducción del 27 %, hasta los 249 millones de euros, en las ventas de los títulos que no son novedades.
Parte de ello se puede excusar a su inclusión en servicios como Ubisoft+ (integrado en PlayStation Plus) y Xbox Game Pass, pero no todo. Hay un desinterés en los juegos antiguos de Ubisoft, y la compañía sigue lanzando títulos que son muy parecidos a aquellos.
Entre julio de 2022 y enero de 2023, Ubisoft ha cancelado siete juegos que no estaban anunciados (lo que ha llevado a colocar esas inversiones en investigación y desarrollo en la columna de gastos). Todo forma parte de una estrategia de la compañía por recortar costes durante los próximos dos años, por lo que seguiremos hablando de cancelaciones y reestructuraciones durante meses. Todo ello después de que las novedades navideñas del año pasado, Mario + Rabbids: Sparks of Hope y Just Dance 2023, no alcanzaran las ventas que la compañía esperaba.
Un problema cultural
El movimiento #MeToo llegó a Ubisoft en verano de 2020. Muchas mujeres alzaron la voz ante situaciones de acoso, discriminación y otros problemas de la compañía que llevaban años repitiéndose. El departamento de recursos humanos de la firma arrastraba un problema de desconfianza por su falta de acción ante las denuncias de los trabajadores. Se despidió a nombres importantes, otros resignaron (como el brazo derecho de Guillemot y supervisor de cada juego, Serge Hascoët, y el legendario creador Michel Ancel) y se prometieron cambios que, según sindicatos y otras organizaciones de trabajadores, no terminan de materializarse.
Hace unas semanas salió a la luz que el equipo de Ubisoft París (uno de entre las 50 subsidiarias que tienen en Europa, Norteamérica y Asia) se enfrentó a abusos, intimidación y explotación laboral durante el reciente desarrollo de Just Dance 2023. Algunos trabajadores de ese estudio han comenzado una serie de huelgas con el apoyo del sindicato francés Solidaires Informatique ante las situaciones de acoso, la explotación laboral y los miedos al despido por los mencionados cambios que realiza y planea la compañía.
Como respuesta a las acusaciones del verano de hace tres años, Ubisoft puso en marcha un plan con un lustro de duración para realizar numerosos cambios en la organización de la compañía y en su cultura de trabajo para abordar los problemas difundidos. Sin embargo, la organización de trabajadores A Better Ubisoft dice que aún hay abusadores que no han sido despedidos (o que han sido recolocados o incluso ascendidos) y que los cambios a mejor, que los está habiendo, no están afectando a todos los estudios de la compañía por igual.
Un problema creativo y de cambio de tendencias
Cuando el mes pasado se supo que Ubisoft iba a cerrar varias subsidiarias europeas, desde la oficina de Benelux se dio la siguiente argumentación: "En este momento, Ubisoft se enfrenta a varios desafíos producidos por factores externos, como la disminución del volumen de ventas físicas a favor de las ventas digitales, la centralización del marketing al digitalizar todos nuestros canales de comunicación, el cambio de grandes lanzamientos en físico al F2P (juegos gratuitos con micropagos), los móviles y los juegos por temporadas, y menos eventos físicos grandes".
Es decir, la compañía, longeva, de enorme tamaño y en medio de un cambio cultural interno, se ha topado con que el mercado del videojuego ahora funciona de manera diferente. Es algo que ya adelantó Guillemot en enero: "Nos estamos enfrentando a dinámicas de mercado cambiantes conforme la industria continua virando hacia las megamarcas y los juegos como servicio que duran para siempre".
Tras el fracaso de la secuela de The Division y el último Ghost Recon, el director ejecutivo dijo que en la compañía habían aprendido tres lecciones: que cada entrega de un juego como como servicio debía estar más separada, que los juegos tenían que tener más tiempo de desarrollo para dar cabida a innovaciones, y que los juegos de la compañía debían ser más variados entre sí.
Ubisoft ha pasado los últimos cuatro años trabajando en "crear juegos como servicio duraderos y adaptar nuestras sagas más fuertes", en palabras de Guillemot, aunque algunos de esos proyectos pueden haber sido cancelados, como mencionamos antes: en julio de 2022 cancelaron cuatro juegos, y este enero otros tres. El problema de Ubisoft no está en que las ventas hayan bajado, ni en que hayan tenido que colocar en la columna de gastos los cientos de millones de euros de inversión que habían dedicado a los juegos cancelados.
El problema es que llevan años virando el barco hacia una nueva dirección, como otras editoras, y el proceso es costoso, en dinero y en tiempo. Esa dirección es la de los juegos como servicio, y eso requiere diseñar, desarrollar, planificar y apoyar de manera diferente; y contratar a personal que sepa hacer esas cosas de manera diferente. No basta con añadir eventos temporales a Assassin's Creed o una tienda a Far Cry para convertir un juego de esas sagas en el próximo Genshin Impact o Destiny.
El futuro de Ubisoft: más servicios, juegos más variados, ¿y una posible adquisición?
Ubisoft anunció a principios de 2020 que querían hacer sus juegos más variados con una reorganización de su equipo editorial. Por un lado, esto es algo que lleva tiempo: un AAA como los de esta firma no se hace en dos años, y actualmente, diríamos que tampoco en cuatro. Esto ocurrió antes del movimiento #MeToo de la compañía, por lo que habrá que ver si esos planes siguen en activo, pues Serge Hascoët fue uno de los que resignaron y era el jefe del equipo editorial.
También apuntaron en su reciente informe financiero que se centrarán en sus grandes sagas de éxito como Assassin's Creed, que durante los primeros nueve meses del año fiscal tuvo un 30 % más de jugadores. Por ejemplo, Rainbow Six Siege consiguió en diciembre más ingresos medios diarios por usuario que nunca antes. Guillemot dijo: "Nos centramos en reforzar nuestras fortalezas, por lo que estamos priorizando nuestros esfuerzos en grandes marcas y en juegos como servicio duraderos". El número de juegos en desarrollo en Ubisoft durante los siguientes dos años "se reducirá mucho", añadió el CEO, pero muchos de esos títulos recibirán contenido poslanzamiento.
¿Y cuáles son esos juegos? Por un lado están los que probablemente no tengan esa capa de juego en constante evolución como Assassin's Creed Mirage, Prince of Persia Las Arenas del Tiempo Remake y, suponemos, Splinter Cell Remake (aunque un Hitman con Sam Fisher suena plausible y hasta apetecible).
Por otro lado, los que a buen seguro estarán impregnados de la apuesta por los juegos como servicio, esta vez de verdad, de Ubisoft. Avatar: Frontiers of Pandora, Skull and Bones Beyond Good & Evil 2 (que todavía no ha entrado en fase de producción completa), The Crew: Motorfest, el Star Wars de Massive y ese ambicioso Assassin's Creed Infinity, un hub en el que convivirán las próximas experiencias de la saga. Quizá en el Ubisoft Forward del 12 de junio sepamos más del futuro de la compañía, o al menos de su futuro inmediato.
Sin embargo, tampoco se puede descartar que Ubisoft cambie de manos a medio plazo. La compañía se enfrentó a una adquisición del gigante francés Vivendi entre 2015 y 2018. La inversión de Tencent, de Yves y del fondo de pensiones de profesores de Ontario lo evitó; aunque algunos desarrolladores veían con buenos ojos la adquisición porque pensaron que así cambiaría la cultura de la compañía. En la situación actual las cosas podrían terminar de otra manera. Por ejemplo, la propia Tencent ha aumentado en los últimos seis meses la inversión hasta el 13 %.