Cada vez queda menos para que los aficionados a las aventuras del Jefe Maestro podamos disfrutar de su esperada quinta entrega numerada. Halo 5: Guardians no solo tiene la difícil misión de convertirse en uno de los títulos destinados a vender y a justificar por sí solo la adquisición de una Xbox One, sino que también llega con la promesa de ofrecer cambios y novedades importantes con los que hacer evolucionar la saga a un nuevo nivel. Cuando se trata de una serie tan querida y con tanto renombre como esta, la inclusión de cambios siempre es algo que puede provocar el rechazo de una gran parte de los fans, por lo que estos deben introducirse con mucho cuidado y deben ser lo suficientemente buenos como para que no se pierda la esencia original y contente a la mayor parte de su público habitual, a la vez que atrae a nuevos jugadores.
Esto es algo que ya pudieron comprobar en su propias carnes los chicos de 343 Industries con Halo 4 cuando tomaron el testigo de Bungie para convertirse en los nuevos responsables de la serie, un juego sobresaliente que si bien supo ofrecernos grandes momentos y muchas horas de diversión, no terminó de conquistar al mismo nivel que la trilogía original, especialmente por culpa de un multijugador con demasiados cambios que no siempre fueron para bien.
Por ello, teníamos muchas ganas de ver qué es lo que nos tenían preparado con Halo 5: Guardians, ya que al hablar de él no solo lo hacemos de una nueva entrega de la saga, sino también del primer Halo totalmente nuevo para Xbox One, un salto generacional que podría suponer un nuevo punto de inflexión para esta veterana serie, llevándola a un nuevo camino de brillantez y buen hacer.
A finales del año pasado ya pudimos echarle un primer vistazo gracias a su beta multijugador, una sesión de pruebas en la que nos lo pasamos genial combatiendo con nuestros Spartans, pero que a su vez nos dejó la ligera sensación de que se habían hecho tantos cambios que ya no terminaba de sentirse "tan Halo" como antes, lo que consiguió que nos asaltaran nuevas dudas sobre lo que acabaría siendo.
Por suerte, ya ha pasado más de medio año desde entonces y si hay algo que os podemos asegurar tras haber vuelto a disfrutar de su multijugador en la gamescom 2015 es que 343 Industries no se ha dormido en los laureles y ha tomado buena nota de todas y cada una de las opiniones y críticas que recibieron con su beta por parte de los jugadores, dejándonos claro que de verdad quieren llevar a Halo 5: Guardians a lo más alto de los eSports.
Para la ocasión, hemos tenido la oportunidad de echar nuevas partidas al modo Warzone, presentado en el E3 y del cual os hablamos por motivo de la importante feria californiana. Esta modalidad nos ofrece unos mapas enormes y pensados en exclusiva para él, ya que aquí nos enfrentaremos en equipos de doce jugadores. Nuestro objetivo es simple: tenemos que destruir la base del rival, conseguir 1.000 puntos o terminar con una puntuación mayor que la del equipo contrario cuando se acabe el tiempo de 18 minutos.
Cualquiera de estas tres opciones nos bastarán para hacernos con la victoria, aunque claro, esto es mucho más fácil de decir que de hacer, ya que por el camino tendremos que conquistar diferentes bases, enfrentarnos a soldados enemigos controlados por la IA e incluso acabar con poderosos jefes finales. Todo puntúa y el equipo contrario luchará a muerte para hacer lo mismo, por lo que los tiroteos son constantes, ya que solemos acabar concentrados todos en los diferentes puntos de interés del escenario.
De hecho, el mapa en el que jugamos tenía un diseño muy inteligente, ya que para avanzar por él y llegar hasta la fortaleza del rival (que por cierto, no es nada pequeña y tendremos que luchar mucho para exponer su núcleo y poder intentar destruirlo) nos hacen pasar por una gran explanada a campo abierto con una base en medio. Huelga decir que esta base tiene una importancia estratégica enorme dada su posición, por lo que casi todo el fuego entre los dos bandos se suele dar en ella y en sus inmediaciones, propiciando combates muy interesantes y espectaculares.
También nos ha resultado muy interesantes el equilibrio que se ha encontrado entre los distintos tipos de situaciones, combinando muy bien las largas, medias y cortas distancias. Por ejemplo, hubo un momento en el que nos quedamos prácticamente solos dentro de la base anteriormente mencionada, repleta de zonas estrechas y de dos pisos que propiciaban las distancias cortas, lo que nos permitió jugar muy bien nuestras cartas con una escopeta y rechazar un asalto que realizó el equipo contrario para conquistarla.
Sin embargo, con dicha arma salir de allí era poco menos que un suicidio, ya que todo lo que nos esperaba tras pasar por la puerta era una explanada al aire libre con jugadores del equipo contrario defendiendo y vigilando para que nadie se acercara hasta sus dominios. Por suerte, una de nuestras víctimas anteriores contaba con un potente fusil francotirador que recogimos y utilizamos para ir eliminándoles y obligarles a tomar cobertura para así facilitar el avance de nuestros compañeros.
Son partidas muy dinámicas, ágiles (eso sí, bastante largas) y en la que no paran de pasar cosas en pantalla, por lo que mantener una buena comunicación con los jugadores de nuestro equipo se convierte en algo muy importante para así poder distribuirnos de forma efectiva las tareas a realizar y planear estrategias. Los jefes dan muchos puntos, así que si tenemos arrinconados a nuestros rivales podemos aprovechar para que dos o tres jugadores se vayan rápidamente a matar a uno y sumar una bonita suma a nuestro marcador. O incluso al contrario, ya que podemos ir perdiendo, y darle la vuelta al marcador en un momento si abatimos a ciertos jefes. Eso sí, no son nada fáciles de tumbar, por lo que os recomendamos que no vayáis solos a por ellos. Además, no hay nada peor que tener a uno a punto de caramelo y que aparezcan los jugadores del equipo contrario a saludarnos friéndonos a tiros por la espalda.
El sistema por el que conseguimos armas y vehículos también nos ha gustado bastante, ya que a medida que se desarrolle la partida conseguiremos unos puntos de recursos que podremos invertir cuando muramos o en terminales para obtener armas más potentes o vehículos. Todo esto tiene un precio distinto y lo perderemos cuando muramos (es decir, si compráis una escopeta y os matan, no esperéis volver a reaparecer con ella sin pagarla de nuevo), lo que le da un toque muy estratégico para saber cuándo nos interesa más un arma u otra, y cuándo ahorrar para algo más caro. Además, estos se obtienen lentamente, por lo que no parece que vaya a haber un gran abuso del arsenal más poderoso.
Las sensaciones a los mandos también han sido muy positivas, manteniendo el dinamismo y la agilidad de los personajes que ya vimos en la beta para así poder realizar grandes saltos, agarrarnos a los salientes, esquivar, realizar ataques aplastantes desde el aire, etcétera. Novedades que afectan a la experiencia, pero de forma positiva y aportando un punto de frescura muy bien recibido que nunca llega a romper con lo que es la experiencia clásica de Halo.
El manejo de las armas también lo hemos notado muy mejorado respecto a la beta, transmitiendo una mayor sensación de peso y consiguiendo que disparar con ellas sea tan satisfactorio como en las anteriores entregas de la saga. Además, el añadido de poder apuntar pulsando el gatillo izquierdo del mando (como en cualquier juego de acción en primera persona actual) ha recibido ciertos retoques, y ahora casi todas las armas solo harán un pequeño zoom sin ni siquiera cambiar la forma en las que las agarramos, a excepción de unas pocas, consiguiendo que se sienta más como un Halo y no tanto como un shooter moderno más. Son cambios que pueden parecer pequeños e incluso anecdóticos, pero os aseguramos que acaban sumando muchos puntos al final con la experiencia que acaba transmitiendo el juego.
Gráficamente luce bastante bien, con unos buenos modelados, efectos y un sistema de iluminación muy conseguido, aunque en este modo lo que pone realmente la nota de espectacularidad son las refriegas que se llegan a montar entre jugadores y con varios soldados controlados por la IA de por medio (estos ayudan a defender las bases que conquistemos y siempre conseguiremos varios en el momento que nos hagamos con el control de una de ellas), ya que a nivel visual el mapa en sí lo notamos un poco vacío y con ciertas texturas que no estaban al nivel del resto. Eso sí, esto no quita que se siga tratando de uno de los títulos más punteros de la consola.
Del sonido nos gustaría hablaros, pero con el ruido que había en el evento ni con unos buenos auriculares conseguimos escucharlo bien, algo bastante importante, ya que los personajes dicen lo que van haciendo de forma automática para que los jugadores de su equipo sepan las cosas importantes que está haciendo o viendo, facilitando mucho la comunicación sin ni siquiera tener que recurrir al chat.
En definitiva, Halo 5: Guardians nos va convenciendo cada vez más a medida que pasan los meses y con su lanzamiento fechado para el 27 de octubre, ya solo podemos contar los días que nos quedan para poderlo disfrutar. Tenemos muchas ganas de jugar su prometedora campaña, batallar en los modos competitivos más tradicionales y explotar más a fondo el modo Warzone, que por lo que hemos jugado tiene muy buena pinta, ofreciendo una nueva forma de jugar al modo competitivo de la saga más estratégica pero tan emocionante e intensa como siempre. ¿Volverá a reafirmarse el Jefe Maestro como el referente que es en esta industria que tanto nos apasiona? Muy pronto lo descubriremos.