Dead Rising 4 no cambia demasiado la fórmula vista en Dead Rising 3 ni tiene los mejores gráficos de la feria, pero no es difícil explicarse por qué es el juego que tiene más cola en el stand de Microsoft. Hay muchos juegos de zombis, y bastantes que te permiten fabricar tus propias armas, pero en ninguno de ellos puedes sacarte un selfie con tus enemigos y recibir una puntuación por lo escalofriante que sea la foto. No solo vuelve Dead Rising, sino también Frank West, el morboso fotógrafo del original, ahora sumergido en el exigente mundo del Social Media.
El escenario de juego es el mismo que el del título fundacional de la saga, Willamette (Colorado), por lo que nos encontramos con Frank West en la misma situación que hace ya diez años (dieciséis en la historia del juego), pero con la experiencia a sus espaldas.
Dead Rising 4 es en esencia una continuación del tres y mantiene su mundo abierto y sus posibilidades de creación y modificación de armas, pero añade una nueva posibilidad: la de modificar al propio protagonista con exomods.
La mayor novedad de esta entrega es que ahora contaremos con una armadura configurable para Frank, que podrá convertirle en una máquina de matar durante un tiempo, hasta que agotemos la batería. La mejor comparación posible, de hecho, son las servoarmaduras que vimos en Fallout 4, que nos dan una gran ventaja mientras nos la podamos permitir. En Dead Rising 4 ocurre lo mismo, solo que en vez de ser un juego de rol medianamente serio, lo que hacemos es acribillar zombis sin pausa y sin control mientras intentamos llegar al siguiente objetivo.
En los ocho minutos (contrarreloj) que pudimos jugar en el E3 tras hacer una dolorosa cola de unos veinte experimentamos sensaciones muy parecidas a las de Dead Rising 3. Tenemos la ciudad abierta ante nosotros, pero moverse por ella es difícil porque está plagada de zombis. Como comenzamos con un hacha eléctrica, una ballesta de cartuchos de dinamita y unas granadas, es bastante fácil abrirse camino y encontrar nuevas zonas del mapa y hasta plantearse cumplir un objetivo en los ocho minutos que no dieron.
El sistema de combate sigue igual, con esos ataques cuerpo a cuerpo donde se nota la inercia y un medidor de combo que al poco activa un ataque especial con el arma cuerpo a cuerpo que resulta tremendamente efectivo (el del hacha genera una corriente eléctrica bastante devastadora). El mapeado sigue lleno de objetos con los que interactuar o que recoger para convertir en arma, de vehículos que pilotar y de armas que recoger, como por ejemplo una espada de hielo que congelaba a los enemigos. Pero, sin duda, la diferencia la marcarán los exoesqueletos.
Cuando estamos en una de estas armaduras no solo somos prácticamente invencibles, sino que tenemos una fuerza mucho mayor que permite a Frank hacer cosas completamente nuevas: podemos matar zombis a puñetazos, lanzar coches por los aires y, lo más importante, manejar armas que el Frank "solamente humano" no se puede permitir, como grandes ametralladoras con las que barrer y destrozar a los zombis. Según han desvelado los desarrolladores, uno de los testers del juego ha logrado matar 12.000 zombis en tan solo 5 minutos montado en una de las armaduras.
En la breve demo no pudimos probar casi ninguna de las muchas posibilidades que tendrá el juego, pero sí cerciorarnos de que su espíritu no solo sigue intacto sino que es todavía más gamberro: muertes y desmembraciones más macabras y el hecho de que vuelvan las fotos (que se usan y las puntuaciones nos hacen imaginarnos las locas posibilidades que tendrá el juego cuando juguemos a la versión completa. Tan solo una cosa más sobre los selfies: pulsando en cualquier dirección el joystick izquierdo, Frank pone caras.
Además, esta vez habrá cooperativo para hasta cuatro jugadores, que podrán colaborar en Willamette para hacer frente a los retos contrarreloj que vayan surgiendo. Algo que nos comentaron los desarrolladores de Capcom pero que lógicamente no pudimos experimentar en la demo es que esta vez habrá tres tipos de zombis: los normales y corrientes de toda la vida, tontos, bobos pero numerosos; los recién infectados, que todavía retienen ciertas capacidades humanas y podrán comportarse con inteligencia, además de tener mayor movilidad, como escalar o correr. Por último, están aquellos que al recibir la infección zombi han recibido poderes especiales y se han convertido en una especie de mutantes peligrosos pero inteligentes. Son los EVOs, algo así como superzombis inteligentes que podrán liderar a los demás (como el que se enfada con Will Smith en "Soy Leyenda").
En la demostración pudimos enfrentarnos también a un psicópata, que estaba armado con un lanzallamas y resultaba especialmente difícil de matar. No nos dio tiempo a hacerlo y la demo terminó dejándonos con ganas de mucho más. No tendremos que esperar mucho ya que estará a principios de diciembre en las tiendas para PC y Xbox One. Como ya ocurrió con la primera, segunda y tercera parte, Dead Rising 4 no será el juego más espectacular de su momento pero promete ser uno de los más divertidos, y tiene ese toque gamberro genuino tan difícil de conseguir que le da un encanto especial.
Pudimos probar la demo de Dead Rising 4 en el E3 2016 en la zona para el público del stand de Capcom.