Las aventuras de Samus Aran siguen resistiéndose a avanzar en el plano argumental, al menos con respecto a la entrega de GBA, Metroid Fusion (o Metroid IV), pero, sin embargo, y de la manera más paradójica posible, aunque este nuevo Metroid: Other M es otra entrega intermedia (como la trilogía Metroid Prime,localizada entre Metroid y Metroid II), promete ofrecernos la visión más profunda y completa de la clásica heroína de Nintendo.
Y está claro que van a lograrlo, pues el juego, que será el resultado de la colaboración de Nintendo con el Team Ninja, y el grupo de animación D-Rockets, va a ofrecernos una intensa aventura de acción que combina los elementos más clásicos de la saga en su época bidimensional, con elementos propios de las innovaciones derivadas de las entregas tridimensionales, en primera persona, de los estadounidenses Retro Studios. Esto resulta en una combinación fresca, pero tradicional, que nos dará una nueva visión del universo Metroid.
La saga no tuvo grandes guiones, en la medida en que el jugador exploraba los mundos controlando a Samus, y se enfrentaba a los peligrosos Piratas Espaciales, hasta la llegada de Metroid Prime. Su narración, sin embargo, era singular, pues se canalizaba a través de extensos ficheros de información que el jugador debía escanear, y leer. No fue hasta la tercera entrega cuando Samus dejó de estar completamente sola en sus aventuras, pero el eje narrativo seguía funcionando en ese sentido. Paralelamente, el ya citado Metroid Fusion nos presentó una narración a través de diálogos entre la cazadora espacial y la inteligencia artificial de su nave, que estaba "basada" en Adam Malkovich.
Ahora, en cambio, se apuesta por una estructura narrativa mucho más tradicional, directa, y cinematográfica en su concepción, con varias horas de metraje que se va intercalando entre las escenas de acción y exploración clásicas, hilando muy bien las partes narrativas con las jugables. Y, sobre todo, permite una aproximación diferente a la misteriosa y fría Samus... que, de hecho, no es tan fría ni distante. Ahí reside parte de la gracia de este Metroid: Other M, en que será capaz de atraer a los jugadores veteranos para saber más sobre la muy misteriosa protagonista, y también ofrece un entorno narrativo mucho más amigable para los nuevos jugadores.
Además, se sitúa narrativamente tras los hechos de Super Metroid (Metroid III), y su recreación -vista ya en múltiples tráilers- del mítico enfrentamiento entre Samus y Mother Brain es de una calidad que ya querrían para sí producciones mucho más pretenciosas. La gran virtud que caracterizará a este juego es esa sabia y equilibradísima combinación de historia, vídeo, y acción clásica con el sello Metroid.
Porque da igual que el código lo hayan tecleado en Team Ninja, la dirección del irreductible Sakamoto, uno de los padres (junto a Gunpei Yokoi) de la serie sigue estando presente, y se nota que han sabido reinyectar todo el sabor clásico a su propuesta, y, al mismo tiempo, nutrirla con las mejores habilidades del equipo de desarrollo de Tecmo. Es una colaboración que se siente muy simbiótica: sigue siendo Metroid, pero es otro Metroid, mucho más fresco, un nuevo giro que lo llena de novedades, produciendo la misma sensación positiva y de impresión casi continuada que causó Metroid Prime cuando debutó hace ya ocho años en GameCube.
Es legítimo plantearse que, si algo funciona, para qué se cambia, pero lo cierto es que el movimiento da resultados más que positivos que los usuarios podrán confirmar cuando el juego llegue finalmente a Europa, el próximo 3 de septiembre. Por un lado, la propuesta en el control es la más arriesgada, pero, por otro, es un giro tradicionalista que hace mucho sentido, aunque al principio puede costar un poco acostumbrarse, sobre todo tras tantos años de aventuras 3D.
El juego se controla únicamente con el mando remoto de Wii sujeto en posición horizontal, de manera predeterminada y general, por lo que es como manejar de nuevo el clásico de NES. Habrá quien automáticamente vea problemas, vinculados a la multitud de armas y el control, mucho más complejo, que se introdujo para Super Metroid; incluso pueden preverse problemas con el uso de la cruceta frente a palancas analógicas, sobre todo en entornos que apuestan por una concepción mucho más tridimensional de la exploración, y también de la acción. Sin embargo, gracias al cuidado diseño jugable, esto no se da, y la experiencia resulta muy satisfactoria, en cuanto uno deja de lado esos prejuicios. Los primeros compases, de hecho, parecen mucho más destinados a convencer al veterano que a enseñar al novato, lo que muestra lo increíblemente accesible que resulta en su diseño jugable... pero no confundamos eso ni con su dificultad, ni con su profundidad real.
Metroid: Other M parece impregnarse de un espíritu clasicista en su diseño de niveles y esquema jugable, con largos pasajes de exploración que, hasta donde hemos podido constatar, siguen siendo el gran eje central del juego. Se ven acompañados de importantes secuencias de acción, pero la exploración y el esquema definitorio de qué hacía de un juego un juego "tipo Metroid" sigue funcionando a la perfección en la saga epónima. Del mismo modo, podemos adelantar que no hay que temer al paso a la primera persona que tiene lugar cuando cambiamos de posición el mando.
Y es que, en efecto, mientras jugamos con el mando en horizontal, al estilo NES, el juego se controla precisamente como el fundador de la serie (salvando las distancias, claro, y dándonos ahora mayor precisión, control, y fiabilidad), pero al mover el mando y apuntar a la pantalla, la cámara pasa automáticamente a la primera persona, a situarnos justo tras el cristal del casco de Samus Aran. Esto se desvelará como muy importante para reconocer y explorar zonas a la búsqueda de interruptores o pasillos bien escondidos, pero también a la hora de luchar.
En los primeros enfrentamientos contra enemigos de cierta relevancia ya descubrimos que aunque en dos dimensiones se pierde cierta estrategia de combate a la hora de disparar, ésta en cambio crece exponencialmente al pasar a primera persona, obligándonos (y parece que será común) a combinar ambas jugabilidades, lo que en última instancia nos ofrece un equilibrio que uno no se espera del todo hasta que ha empezado a jugar.
A la acción y la exploración se añade la historia, que en esta ocasión, como ya habíamos apuntado antes, será clave. Samus Aran recibe una señal distante de emergencia, y decide hacerle caso, tras haber derrotado a los Piratas Espaciales en Zebes, y haber presenciado como una larva Metroid, que parecía haber establecido una relación maternofilial con la que había sido su cazadora, se sacrificaba para conseguir darle una oportunidad ante el peligrosísimo Mother Brain... son, claro, los últimos compases de Super Metroid. Visita, así, Samus una estación espacial perdida en las profundidades de la galaxia en un movimiento que nos recordará en algunos sentidos a lo que sucede en Metroid Fusion, pues pronto tendremos acceso a biosferas de diferentes ambientaciones clásicas de la saga. Pero no hay que preocuparse: pronto gana cuerpo, presencia, y personalidad.
Los tres pilares fundamentales de este nuevo juego de la serie se han mostrado equilibrados y fieles al espíritu de una veterana serie de videojuegos con dos décadas a sus espaldas. Samus Aran tiene todavía que demostrar que consigue mantener estas sensaciones tan positivas durante todo el desarrollo de una aventura que esconde montañas de objetos en los sitios más inverosímiles, decenas de especies alienígenas de lo más peligroso, y una historia que hará que, por primera vez, sepamos qué se mueve en el corazón y en la cabeza de la heroína de los videojuegos más tecnológica y mortal. La morfosfera, los rayos láser, los misiles y toda la amplia gama de poderes y herramientas de Aran vuelven a Europa el 3 de septiembre, y no podemos esperar para contaros por extenso todo lo que ofrece esta combinación de equipos llenos de tanto talento.
