Después de haber jugado una hora a Leyendas Pokémon Z-A, en diferentes secciones del juego para Switch 2 y Switch, aún no nos hacemos una idea concreta de su estructura, pero sí queda bastante claro que es diferente a Leyendas Pokémon Arceus. Si el videojuego de 2022 tenía una fórmula de misiones y zonas abiertas similar a Monster Hunter, lo nuevo de Game Freak apuesta por una única localización, Ciudad Luminalia, y otras dinámicas de juego: por el día exploramos y capturamos Pokémon salvajes, por la noche participamos en una liga con renovados combates en tiempo real, y de vez en cuando nos enfrentamos a grandes Pokémon megaevolucionados que funcionan como jefes en este RPG de acción.
La primera de nuestras tres partidas empezó bastante después de que nuestro avatar (hombre o mujer) llegara a Ciudad Luminalia y eligiera entre Chikorita, Totodile y Tepig como Pokémon inicial; aquí las criaturas ya rondaban el nivel 20. El objetivo de esta parte era hacerse una idea de cómo funcionará la exploración, que divide la urbe principal de Pokémon X/Y en zonas delimitadas por las que deambulan Pokémon salvajes, encontramos objetos y personajes con los que charlar y descansamos en negocios, como una apacible cafetería en cuya terraza trasteamos un poco con el modo foto.
La captura funciona de manera similar a Leyendas Pokémon Arceus. Basta con apuntar y lanzar una Poké Ball a la criatura, que podemos pillar por sorpresa (algunas huyen nada más vernos, así que habrá que acercarse en sigilo), pero lo más habitual es que salga de su cautiverio. Aquí es donde difiere del anterior spin-off de la saga: si eso ocurre**,** comienza un combate en tiempo real sin ningún tipo de transición. Los cuatro movimientos del Pokémon que hayamos sacado los ejecutamos inmediatamente apuntando y pulsando la botonera, pero esto no es un hack and slash: hay ataques cuerpo a cuerpo y a distancia (lo que hará que la criatura se acerque o aleje de su objetivo automáticamente), pueden tener tiempo de preparación o ser inmediatos, y se recargan paulatinamente, como en un MMO.
Por supuesto, los estados alterados, las afinidades y debilidades de tipos, los objetos equipados y los demás elementos habituales de la serie permanecen. Es un sistema de combate que aparenta tener tanta o más chicha como los enfrentamientos por turnos habituales. Al fin y al cabo, habrá que interiorizar cuánto tardan nuestros Pokémon en realizar cada ataque, al igual que los rivales. Eso sí, aún no tenemos claro si hay alguna manera de indicar al Pokémon que esquive y se posicione, o si eso depende de las estadísticas y del azar.
Además, hay que acostumbrarse al control. Cuando golpeamos lo suficiente a un Pokémon salvaje, se aturde momentáneamente para que podamos capturarlo, lo que requiere ser ágiles para guardar el Pokémon con el que estamos batallando y sacar una Poké Ball: más de una vez hemos perdido la ocasión de atraparlo debido a esta exigencia.
Esta sección nos convenció de que Ciudad Luminalia será un lugar interesante para buscar Pokémon. Por la calle principal había multitud de criaturas y hasta un Pokémon Alfa (versiones más grandes y poderosas de una especie), pero la urbe es vertical. Unas escaleras de mano nos llevaron hasta un canal donde había otras especies, algún objeto escondido y otro Pokémon Alfa, que no vencimos hasta que nos dimos cuenta de la existencia de los movimientos +: la misma energía que utilizamos para Megaevolucionar la podemos usar para potenciar ciertos ataques.
También pudimos subir a los tejados de los edificios que nos rodeaban, conectados con pasarelas, donde encontramos otras criaturas diferentes y nos sorprendió otra de esas versiones potenciadas de un Pokémon, que nos hizo sudar la gota gorda porque estaba varios niveles por encima de nuestros monstruos de bolsillo; por cierto, si nos derrotan, volvemos al Centro Pokémon más cercano, pero el viaje rápido nos devolvía de manera prácticamente inmediata (al menos en la versión de Switch 2 que jugamos) a la zona en la que estábamos.
A pesar de la rigidez del movimiento (aunque es posible lanzarnos desde los tejados de los edificios planeando), es divertido explorar cada recoveco de las áreas de la ciudad para buscar criaturas y combatir a los Pokémon Alfa. Si el producto final tiene alguna manera de hacernos volver a las zonas ya visitadas, ya sea colocando en ellas retos inasumibles en una primera visita o renovando las criaturas que aparecen, el hacerse con todos puede ser agradablemente adictivo.
Los Juegos Z-A prometen dar mucho juego
Tanto como las zonas de combate, a las que ya echamos un primer vistazo en la demo de Gamescom, pero que ahora nos han convencido más porque hay mecánicas que no habíamos visto. Al llegar la noche en Ciudad Luminalia, hay áreas delimitadas por hologramas en las que los entrenadores combaten para ganar puntos y subir de categoría en los Juegos Z-A. Son combates en tiempo real que funcionan de la misma manera que contra los Pokémon salvajes, pero hay un sistema de sigilo un tanto burdo, pero que tiene su gracia: si un entrenador nos ve (quizá al girar una esquina sin el debido cuidado), el rival comienza la batalla, pero si somos nosotros quienes, agazapados, le lanzamos la Poké Ball al Pokémon que lleva a su lado, empezamos atacando.
El reto no está tanto en ganar esos combates, sino en librar los suficientes y rápido antes de que se acabe el tiempo, es decir, antes de que llegue el día. Para subir de categoría en los Juegos Z-A necesitamos conseguir cierta cantidad de puntos, que se obtienen tras cada victoria; si nos derrotan, perdemos la mitad de los que tengamos. Pero hay cosas que nos facilitan que alcancemos una cifra que a priori parece imposible. Por el escenario hay repartidos puntos, así que se incita a explorarlo todo, y también encontramos misiones. Podemos llevar hasta tres de ellas a la vez y se basan en, por ejemplo, utilizar tres ataques eléctricos superefectivos o comenzar varias batallas con prioridad.
Al alcanzar los puntos indicados, podemos librar un combate para subir de categoría si salimos victoriosos. Esa batalla sucede en un espacio cerrado con público, y en nuestro caso supuso enfrentarse a un entrenador con las evoluciones del trío de Pokémon mono (Pansear, Pansage y Panpour). Para cualquier jugador avezado en la saga, y con el equipo que llevábamos, no supuso ningún reto.
Entonces, ¿por qué nos ilusionan tanto estos Juegos Z-A y les vemos tanto potencial? En primer lugar, porque al igual que en la exploración, la partida fluye: no paramos de movernos, de combatir, de pasar rápidamente de una cosa a la siguiente. Y en segundo lugar, porque tanto la zona de combate como esta batalla eran para subir del rango W al V, es decir, que hasta llegar al nivel A tenemos otras 23 dificultades por encima.
Combatiendo a un gigantesco Mega-Victreebel
Algo similar nos ocurre con los combates contra los Pokémon megaevolucionados que funcionan como jefes finales: si veíamos potencial al enfrentarnos a Mega-Absol en nuestro anterior contacto con el juego, el combate contra Mega-Victreebel confirma que estas batallas crecerán paulatinamente en complejidad, dificultad y espectacularidad. Se trata de enfrentamientos contra Pokémon salvajes que han enloquecido y megaevolucionado repentinamente, y para ayudarlos hay que derrotarlos.
Estas batallas transcurren en arenas cerradas donde nosotros, el entrenador o entrenadora, tenemos que esquivar los ataques del gran enemigo, a la vez que le atacamos con nuestros Pokémon. Eso apenas le daña, pero desprende orbes necesarios para Megaevolucionar a nuestra criatura temporalmente, y al hacerlo nuestro Pokémon ya podrá quitarle bastante. Como en este caso, parece que habrá combates de este tipo en los que otros personajes y sus compañeros nos ayudarán. Además, en los patrones de ataque e incluso en las animaciones de Mega-Victreebel apreciamos un salto de calidad respecto al combate con Mega-Absol, menos emocionante.
¿Volverá a convencer Leyendas Pokémon?
Leyendas Pokémon Arceus no mostró todas sus cartas hasta que no lo tuvimos en nuestra consola. Las expectativas previas al lanzamiento estaban lastradas por la indefinición de la propuesta y de sus gráficos. Cuando llegó no pudimos parar de jugar hasta que completamos la Pokédex de Hisui, superamos todos sus retos y nos empapamos del mejor lore de la saga. En Leyendas Pokémon Z-A vemos los mimbres para que ocurra lo mismo e incluso más. Sus combates en tiempo real son novedosos, divertidos y lo más parecido que la saga nos ha dado a los enfrentamientos del anime; los Juegos Z-A son una competición que puede picar aún más que los gimnasios y la Liga Pokémon; e incluso en la exploración, los jefes y la historia vemos atisbos de un buen hacer que, todo sea dicho, ojalá tuviera también el apartado visual.
Hemos realizado estas impresiones tras jugar a una versión en desarrollo para Nintendo Switch 2 en un evento al que fuimos invitados por Nintendo of Europe.
























