Ya ocurrió con el paquete de expansión de Pokémon Espada y Escudo y todo apunta a que volverá a pasar con Pokémon Escarlata y Púrpura. Tras un primer contenido adicional pensado para ofrecer unas poquitas horas de juego y agitar el meta en el competitivo, se lanza un DLC que da para mucho más y trae consigo mecánicas nuevas. El disco índigo, la segunda parte de la expansión El tesoro oculto del Área Cero, es una propuesta aparentemente mucho más abultada que La máscara turquesa.
Así, tenemos un mundo abierto inédito con varios ecosistemas, el foco puesto en los combates dobles, un nuevo Alto Mando que derrotar, desafíos que superar, y por supuesto, Pokémon nuevos y procedentes de generaciones anteriores que capturar. Tras jugarlo durante una hora, os contamos por qué creemos que el DLC que llega el 14 de diciembre alargará nuestras aventuras en Paldea durante muchas horas.
La Academia Arándano: una escuela con su propio mundo subacuático
La historia empieza justo donde terminó el anterior contenido adicional; de hecho, el DLC no se puede comprar por separado. Así, en la trama volverán a tener importancia dos personajes que conocimos en Noroteo, Corin y Cass, quienes se convertirán en nuestros compañeros de clase. En El disco índigo somos estudiantes de intercambio de la Academia Arándano, un centro futurista donde la vida estudiantil es diferente. Ahí avanzaremos en el misterio del 19º teratipo, descubriremos al Pokémon legendario Terapagos, averiguaremos cómo capturar a los nuevos Pokémon paradoja Ferrotesta y Electrofuria (sí, el Raikou alargadito), y por supuesto, por fin arrojaremos luz sobre ese tesoro oculto del Área Cero en una historieta que estará repleta de huevos de pascua para los fans de la mitología de la saga.
Pero lo más llamativo de la Academia Arándano es, sin duda, el Biodomo. Se trata de un mundo abierto subacuático que está separado en cuatro áreas: polar, sabana, costa y cañón montañoso. Es un entorno bastante grande, mucho más que la comarca de Noroteo, y diseñado de manera que despierta la curiosidad. Nos ha dejado con ganas de explorar más, de subir a más picos, de descubrir más cuevas repletas de sorpresas, de enfrentarnos a más entrenadores, y de fijarnos más detenidamente en las copas de los árboles a ver si descubrimos otras criaturas además de a los Slakoth ejerciendo toda su pereza.
En cada ecosistema hay una zona de descanso con máquinas para sanar a nuestro equipo y expendedoras con mogollón de objetos consumibles útiles que podemos pagar con Pokécuartos y Puntos de Liga. Pero, sobre todo, en cada uno de estos entornos hay Pokémon procedentes de anteriores generaciones. Hemos visto varios que tienen el potencial de agitar el meta competitivo (algo necesario, todo sea dicho), predominan especialmente las criaturas de Kanto, y también las formas regionales de Alola. Tan solo teniendo en cuenta estas últimas criaturas ya hay varias importantes en la composición de equipos, pero además en el Biodomo se podrán capturar todos los Pokémon iniciales de las generaciones anteriores, algo fantástico tanto para los aficionados que solo quieren completar la Pokedex como para los que se toman la crianza muy en serio; si encima sus teratipos acompañan, puede haber combinaciones demoledoras.
Combates dobles desafiantes
Durante nuestra hora en el Biodomo, además de explorar y capturar Pokémon, también combatimos, y mucho. Tras asistir a una clase práctica donde nos emplazaron a capturar una forma regional de Alola (no vimos más clases, pero esa misión apuntaba a que las clases tendrán aquí algo más de enjundia que en el juego principal), nos enfrentamos a Corin. Como el resto de peleas contra otros entrenadores que encontramos (ojito con algunas de ellas, una contra dos Oricorio se llevó por delante a casi todo nuestro equipo), se trata de un combate doble que nos obligó a pensar muy bien cada uno de nuestros movimientos.
La dificultad no llega a los niveles de ciertos combates de, por ejemplo, Pokémon Perla/Diamante, pero parece que quienes busquen un reto, aquí lo encontrarán. En El disco índigo tendremos que superar al Alto Mando de la Liga Arándano, cuatro entrenadores a los que debemos derrotar tras pasar por su reto del Alto Mando, una especie de minijuegos muy sencillitos que aportan algo de variedad. En el caso de Nerina, teníamos que subirnos a lomos de Koraidon, que podía volar con libertad, en lugar de planear, para pasar por unos aros. Una simpleza que contrasta muchísimo con el combate doble contra Nerina que tuvo lugar poco después, que superamos por los pelos y utilizando objetos. Si los demás son así de intensos, más nos vale tener el equipo bien equilibrado y preparado.
Hay mucho más en El disco índigo que no hemos podido probar o de lo que aún no os podemos hablar, como una mecánica que promete dar muchas horas de juego en solitario o con amigos. Está el Club de la Liga de la Academia Arándano, donde podremos echar combates con los personajes que hemos conocido en nuestra aventura por Paldea y conocerlos mejor, y hay otros clubes a los que podemos donar unos puntos para obtener regalos con los que redecorar la sala del Club de la Liga.
El 14 de diciembre cambiamos de escuela
Como hemos mencionado varias veces, parece que habrá Pokémon para rato en el segundo contenido adicional de Pokémon Escarlata y Púrpura. Las nuevas criaturas que capturar, el Alto Mando que derrotar, los ecosistemas inéditos que explorar, los personajes que conocer, los misterios que resolver, los Pokémon que entrenar, el club que personalizar, y por supuesto, los muchísimos combates dobles que librar. Quizá se guarden algún as bajo la manga, pero simplemente con lo que ya hay sobre la mesa, El disco índigo suena muy bien.
Hemos realizado estas impresiones tras probar una versión en desarrollo en un evento invitados por Nintendo Ibérica.